All I ever wanted was here

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La primera vez que recordaban haber estado así de cerca de un bebé era... inexistente.

Raro, pero cierto. Sus vidas no parecían tener un bebé a futuro en ellas ya fuera propio o cercano como un primito, sobrino o hermano, hermanos para ser más precisos.

Cuando les presentaron a los cachorros recién nacidos tuvieron demasiadas dudas y sentimientos encontrados por la nueva experiencia; los veían demasiado frágiles y se rehusaron a cargarlos al principio por ese mismo detalle, tan pequeñitos que parecían ser de juguete, su nacimiento prematuro no ayudó demasiado con sus temores.

Y aún así el Alfa los obligó a tratar con ellos antes de que volvieran a irse de México con resultados peculiares pero no se les cayó ninguno, eso era una ganancia.

Sabían de sobra que sus padres no tendrían problemas con los bebés, Guillermo ya tenía experiencia y Lionel gracias a sus instintos sabría como tratarlos, se supone que todo debía de estar bien.

No fue así, se enteraron de la pequeña dependencia del Omega hacia los cachorros e independientemente de los celos que sintieron, sabían que eso iría fracturando la relación de sus padres y ellos no podían permitir algo así o todo con su familia se iría a la mierda.

Cuando los mayores lo resolvieron, a Guillermo se le ocurrió la brillante idea de pedirle a los otros tres que los cuidaran por una noche ya que saldría con Lionel y tuvieron que aceptar sin tener la menor idea ni de cómo cambiar un pañal.

Probablemente su mayor avance con los cachorros más pequeños era haberles apodado taquito, tortita y tamalito; y hasta ahí llegaban.

Y ahí estaban ahora, viendo las tres cunas bastante ansiosos de que algo sucediera pese a que los mayores los dejaron cenados antes de salir y ahora estaban jugando con los peluches en sus cunas, ninguno quería alejarse.

¿Qué debían de hacer?

—¿No creen que deberíamos de sacarlos?

—¿A dónde los llevamos?

—Se refiere a sacarlos de las cunas, animal.

Preguntas así las habían abordado en la última media hora pero ninguno se atrevía a tomar a uno de sus hermanos y sacarlo de ahí, ¿y si lloraban? No sabían calmar a un bebé.

—¿A qué hora los dormimos? —Preguntó Diego.

—Deja tú eso, ¿alguno sabe dormir a un bebé? —Kevin.

—Solo hay que mecerlos hasta que duerman, me preocupa más cambiar pañales. —Julián.

El que sabía un poco más de eso era Edson gracias a su familia, pero el Alfa no estaba con ellos por obvias razones h por el horario no podían contactarlo, eso dejó a los tres con una preocupación increíblemente grande.

Kevin fue el valiente en acercarse a Thiago, el bebé le sonrió mientras el mayor lo tomaba en brazos. —Muy bien, taquito, iremos a jugar... —Murmuró tomando un peluche del cual el cachorro rara vez se alejaba y saliendo del cuarto no sin antes hacerle un ademán a los otros jóvenes para que hicieran lo mismo.

—Yo voy por Lucciana. —Pidió de inmediato Diego yendo por la bebé, ella siendo por mucho la más tranquila.

Y dejándole al más nervioso de los tres a Ciro, el más inquieto de los bebés. Julián pasó saliva y se acercó al apodado pequeño demonio de la familia y aunque Thiago era muy parecido, Ciro aún no aprendía del todo pese a ser reprendido.

—Las cosas serán fáciles si cooperas... —Susurró al bebé tomándolo en brazos con cuidado, imitó la acción de Kevin y tomó uno de los peluches de la cuna antes de dirigirse a la sala con sus hermanos.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora