Great escape, lost track of time and space

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En un hotel, considerablemente retirado de la casa de Guillermo se encontraba la selección argentina poco discreta en la recepción del mismo pues su capitán y casi, casi líder de aquella extraña manada les avisó que llegaría en unos minutos y no pudieron evitar emocionarse; le tenían un gran aprecio al Omega y si bien se habían preocupado, cuando vieron a Julián llegar a punto de estallar por su enojo y tristeza, característicos de cuando discutía con Messi, pudieron deducir que estaba bien por lo que no insistieron.

Lionel había mandado un mensaje al Dibu avisándole de su llegada y en menos de tres minutos la selección ya estaba ahí.

Mientras tanto, el Omega había bajado de la camioneta de Guillermo y este le pidió que se adelantara, quería darle unos momentos a estar con su equipo aunque al mismo tiempo se sentía obligado a estar ahí, junto a sus hijos claro estaba aunque los dos cachorros aún tenían algo de miedo de estar ahí, bueno, era Kevin el asustadizo, Diego hasta mantenía amistad con alguien de la selección bicolor.

Apenas Leo puso un pie en la recepción del hotel, medio equipo de argentinos lo recibieron tan alegres entre abrazos y gritos que terminaron tumbando al Omega; no se quejaba, estaba tan acostumbrado a eso que ya lo tomaba como una muestra de cariño más.

—¿Pero a dónde le habías dado?

—¿Te fuiste de pedo sin nosotros?

—¿Dónde estabas?

Fueron las preguntas más frecuentes, pero el menor antes de siquiera inventarse alguna excusa notó la ausencia de su cachorro. —¿Dónde está Julián? —Preguntó aún desde el suelo.

—Debieron de haber peleado mal ayer como para que no haya salido de la pieza desde que llegó. —Di María le extendió la mano al mayor para que se levantara.

—¿No ha salido? —Todos negaron. —Hablaré con él, mientras yo...

Sus palabras fueron detenidas al percibir un olor que conocía a la perfección entrando al lugar, aunque claro que los otros no podían saberlo, pues a los ojos de todos Guillermo era un Beta, sin olor. Messi solo podía olerlo gracias a que su Omega estaba vinculado a su Alfa luego de haber pasado el celo de este juntos, si no fuera por eso no habría notado la presencia del mayor.

Muy tontamente se giró hacia él, venía con sus cachorros y les sonrió. —Guille-

—Eu, Leo, ¿y este quién es?

—Estos, querrás decir.

Nuevamente las preguntas hicieron su aparición, toda la selección se encargó de acercárseles más dejando a su capitán hasta atrás en señal de protección. Guillermo hizo algo parecido con sus niños y se colocó delante suyo sin doblegarse ante ninguno de ellos, un suave gruñido brotando de su garganta al ver a Lautaro entre todos ellos, aún resentido por lo sucedido con Kevin pero la seriedad poco les duró cuando Diego reconoció a uno de sus jugadores.

—¿Paulo? —Preguntó algo sorprendido.

—¿Diego?

—¿Qué chingados haces aquí? ¿Y por qué no me avisaste que vendrías?

—Vos ya sabías que mi selección estaría aquí.

—Diego, ¿lo conoces? —Preguntó su padre, el Omega asintió.

—Hace unos meses él vino a México, nos pusimos una pedota y terminamos en Tlaxcala. —Explicó como si fuera cosa de todos los días, y olvidando que era su padre a quien le contó eso.

—¿Eso hiciste en tus vacaciones, Dybala? —Regañó Ángel.

—Hablaremos de esto luego, Lainez. —Sentenció Ochoa y Kevin no pudo evitar reírse.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora