Mom we'll be quiet

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Una vez llegaron al departamento donde se encontraban sus cachorros el mayor buscaba deshacerse de toda la ansiedad que lo recorría, el olor era evidente pero Lionel no comentó nada, él estaba en condiciones parecidas pero Guillermo parecía rozar en lo enfermo desde que vio aquellas fotos en redes sociales.

—¿Estás seguro de esto? —Cuestionó el Omega antes de bajar, porque él no lo estaba.

—No. —Soltó con pesadez. —Pero ahora mismo no tengo demasiadas opciones, tengo que empezar a comportarme como lo que se espera de un Alfa.

El menor lo veía dolido, no sabía qué hacer y la impotencia lo invadió; bajaron de la camioneta. —Sos más que eso, mucho, mucho más...

Ochoa entrelazó su mano a la del Omega sin decir nada, su mente estaba tan confundida que no le daba ni siquiera para desprestigiarse a sí mismo; tocó el timbre y aguardó, Diego fue quien les abrió.

Guillermo por mero instinto abrazó a su cachorro, buscando protegerlo de toda amenaza aunque esta fuese inexistente; Messi no sabía cómo tomar esa acción, a lo que el Alfa le ha contado a cerca lo sobreprotector que es con sus hijos ahora no esperaba cómo reaccionaría su lado más primitivo; o el de todos ahí.

—¿Están bien? —Interrogó al menor una vez se separaron.

—Lo estamos, lo estamos. —Buscó calmar a su padre. —Nos calmamos bastante luego de que Edson los llamara...

El Omega dominante sonrió un poco por eso, sabiendo la posible reacción que el mayor tendría, Ochoa apretó sus labios mientras asentía.

—Le dije que hablaríamos... los seis lo haríamos.

Ambos Omegas lo miraron algo sorprendidos, desconociendo el momento en el que Guillermo parecía haber aceptado al otro Alfa pero eso los alegró demasiado, sobre todo al menor quien ni se molestó en disimular la emoción en sus feromonas.

—Los tres están en la sala. —Decía mientras caminaba seguido de sus padres. —Les dije que les guardaran algo de helado pero como ya sabrán no tienen los hijos más obedientes del mundo.

Messi tuvo una reacción parecida a la del Alfa cuando vio a su cachorro, este se levantó de la silla en la que se encontraba y fue con el Omega, no se sabía quién de los dos estaba más preocupado por el otro; Guillermo aprovechó y fue con Kevin igualmente.

Tenían pocos días sin verse pero la noticia aturdió tanto a los mayores y aunque los cachorros no estaban en peligro, ellos así lo sentían y querían protegerlos de todo y todos.

—¿Están seguros de que están bien? —Preguntó Lionel.

—Nosotros lo estamos, ¿ustedes lo están? Esas fotos son lo primero que sale si prendes la tele, esto es... quiero decir ustedes se cuidaban de esos detalles y aún así lograron encontrarlos esos hijos de la chingada... —Kevin compartía algo de la angustia y molestia de ambos, entre los tres cachorros él parecía ser el único alarmado todavía.

—Lo sabemos, pero su padre y yo llegamos a un acuerdo entre los dos. —El Omega mayor era quien seguía hablando. —No vamos a comentar nada al respecto, toda pregunta o comentario será ignorado, esos pelotudos pueden sacar las conclusiones que quieran.

Los más jóvenes parecieron recibir esa idea de buena manera, anteriormente habían salido fotos de ellos cuatro junto a Enzo y Dybala en las calles de la ciudad pero ciertamente solo se les tomó como una salida de amigos que ahora quedaba en nada a un lado de la polémica que Ochoa y Lionel estaban provocando.

—Muy a parte de lo que se ve entre Leo y yo, ellos nunca han sospechado, en nuestro caso de que Diego y Kevin sean mis cachorros, la mayoría del tiempo solo piensan que los protejo por ser de los más jóvenes y que si ellos no muestran a su familia es porque son demasiado reservados con su vida privada, por eso se supone que no debemos de preocuparnos. —Explicaba Guillermo, sintiendo que un nudo en su garganta se formaba. —Pero quiero preguntarle algo a los cuatro.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora