Would you tell me if you want me?

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Una de las cosas de las que más se hablan cuando se está en cinta es del libido, el cual aumenta de manera rápida y a veces casi alarmante por lo demandante que era la persona hacia su pareja si es que corría con la suerte de tener.

Bueno, Lionel la tenía; un Alfa tan grande, fuerte, atento y cariñoso, podría ser la envidia de más de un país, pero tenía un minúsculo problema con su pareja.

Guillermo no quería tocarlo.

Habían pasado dos semanas desde que recibieron la noticia de que tendría tres cachorros, el Omega con once semanas de embarazo y unas abísmales ganas de volver a sentir al mayor dentro suyo, destrozándolo hasta que lo dejara llorando pero el mayor no se había atrevido a ir más allá que unos simples besos y cuando Lionel quería hacerlo Guillermo detenía todo intento suyo.

Dejando a un Omega con las ganas y con la inseguridad creciendo en él, era consciente de que su cuerpo tendría cambios pero no esperaba que el mayor comenzara a rechazarlo de tal forma.

Pero no era así, Ochoa no quería tocarlo porque viera a su Omega "feo".

"No quiero hacerte daño" fue la contestación a eso, avergonzado y preocupado de ver a un Lionel tan ansioso pero que poco a poco fue controlándose y acarició la mejilla del Alfa.

Y vaya que lo intentó, sabía que Guillermo nunca le haría daño pero aún así este no accedió a tocarlo.

Tardó un poco en entender aquel miedo dado que el mexicano no era un bruto a la hora de hacerlo, se preocupaba por el bienestar y placer del menor quien recordó su embarazo y quiso golpearse, ¿de verdad estaría tantos meses sin el tacto del mayor? Eso no lo permitiría.

Lionel estaba necesitado, intentaba comprender a su Alfa pero si este había dicho que le daría todo lo que quisiera y ahora no quería cogérselo pues... encontraría otra forma de complacerse.

[ ... ]

Sucede una tarde, Lionel ese día no quiso salir y en cambio mandó a su Alfa para que le trajera algo de comer, no tenía tanta hambre pero tenía que mantener a Ochoa alejado de él si quería tener algo de tiempo para sus necesidades.

En su momento quiso golpear a Sergio por obsequiarle esto, pero conforme pasaba el tiempo junto a sus solitarios celos lo vio como algo casi indispensable, al menos hasta que conoció a su Alfa y dejó aquel vibrador en el olvido.

Ahora lo tenía en sus manos nuevamente, se sentía incorrecto considerando que tenía un Alfa pero este también actuaba mal por no atender a su Omega.

Messi solo igualaría el marcador.

Se recostó en la cama completamente desnudo y húmedo ante la expectativa, llevaba meses sin usar ese juguete y aunque no había estado descuidado, esta era una ocasión especial.

Aunque a regañadientes tuvo que imaginar que era Guillermo quien ahora acariciaba sus ya erectos pezones, pellizcándolos suavemente y arrancándose un jadeo, su miembro comenzando a erectar bajo la fantasía de que era su Alfa quien lo tocaba.

Cuando lo encendió, el característico sonido de un zumbido de aquel juguete sonaba por toda la habitación cosa que le hizo comenzar a lubricar poco a poco.

Ni siquiera se molestó en prepararse demasiado, tal vez debió de hacerlo pero no tenía la suficiente paciencia para juegos previos y con dos dedos le pareció suficiente; quería sentirse lleno y aunque nada se compara al glorioso pene de Guillermo, el vibrador cumplía su trabajo con el Omega de complacerlo.

Abrió más las piernas y siguió introduciéndolo, gimiendo cada vez más alto por la estimulación que sentía en su interior y llevando una de sus manos hacia su desatendido miembro buscando una liberación algo apresurada pero quería eso, lo necesitaba tanto.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora