I don't mind if there's no much to say

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Pasaron largos minutos antes de que Guillermo se tranquilizara lo suficiente, ¿cómo lo sabían? Fácil, su olor se había reducido tanto y era algo que todos en la habitación agradecían que se haya ido casi por completo debido a lo fuerte que era; tenían muchas cosas más que hablar pero no era algo realmente grave,

Luego de que Julián ayudase a Ochoa a calmarse ahora Lionel era quien no se despegaba del mayor, tenía su cabeza recargada en el pecho del Alfa y este acariciaba sus castaños cabellos intentando calmarlo pues el Omega era por mucho el más preocupado por Guillermo.

Messi no quería soltarlo o sentiría que se iba a romper aún más.

Ochoa no quería transmitir todo lo malo en él al pequeño ser de luz que tenía en brazos.

Tardaron horas en volver a hablarse bien los unos a los otros, tanto así que la noche los alcanzó en el departamento de Kevin pero si iban a solucionar sus mayores conflictos familiares era ahora o quizás nunca; suficientemente tuvieron con el estallido del Alfa dominante como para seguir acumulando esos sentimientos en ellos mismos por mucho tiempo como si de una bola de nieve en descenso se tratara.

—Pá. —Llamó Kevin algo apenado. —Sé que no es el momento pero queremos disculparnos. —Guillermo miró a su cachorro, este no le veía. —Sobre todo yo, no debí gritarte así y presionarte a que nos dijeras esto cuando es un tema demasiado delicado...

—Kevin...

—No, ahora tú déjame terminar a mí. —Le interrumpió el cachorro, el mayor le veía con una sonrisita. —Eres un buen padre, el mejor de todos y no queremos que llegues a pensar lo contrario solo porque unos pendejitos digan que un Alfa dominante podría herir hasta a su propia familia cuando eres la razón por la que Diego y yo somos lo que somos... —Tomó una bocanada de aire para seguir hablando. —Te mereces ser feliz, y nos alegra tanto que hayas encontrado con quien compartir tu felicidad, y si en algún futuro Lionel y tú deciden adoptar a un cachorro sé que será el más afortunado en todo el pinche mundo solo por tenerlos a ustedes como padres.

—Pinche Kevin... no estás viendo que apenas dejamos de llorar y nos dices esto. —Comentó el mayor con una sonrisa, aunque sus lágrimas se habían acabado hace un rato, se separó levemente de Messi para ir con los otros dos Omegas. —Ustedes saben que los amo, ¿cierto?

Ambos asintieron con pequeñas sonrisas mientras sentía como el mayor los abrazaba, absolutamente feliz y sintiéndose realmente orgulloso de sus cachorros.

—Y no importa si tenemos o no más hijos, yo por mis cachorros le rompería la madre a cualquiera con tal de que no se metan con ustedes, destrozaría el mundo por ustedes.

Eso era más que cierto.

Lionel se acercó a ellos con Julián tomado de su brazo. —Pero no te olvidés de mi cachorro,eh. —Reclamó divertido, Guillermo rió mientras se encargaba de unir a los argentinos a ese peculiar abrazo.

—¿Cómo quieres que olvide al kínder sorpresa que me partió la madre?

Rieron por el comentario del mayor; Messi se sentía tan seguro en ese momento, sus cachorros y Guillermo estaban con él, ¿qué más podía pedir? —Y si su padre es capaz de destrozar el mundo por ustedes, yo se los daría. —Dijo hacia sus hijos.

—Creo que se están olvidando de alguien. —Mencionó Diego, separándose ligeramente para ver a Edson.

—Yo creo que estamos todos. —Habló con sencillez Ochoa.

—Guillermo. —Reprendió Lionel. —De no ser por él tus hijos estarían vueltos locos.

—Bien, bien... pero ojo donde tocas. —Amenazó al otro Alfa que apenas se iba acercando.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora