Tall child

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Tomar otro vuelo no estaba en sus planes de ese día, los cachorros y sus padres estaban lo suficientemente agotados y viajar otra vez no era una opción y los tíos... los tíos estaban bastante contentos con el café de Chiapas, dirían que demasiado contentos.

Su única alternativa fue ir a quedarse a un hotel, mandaron a sus hijos a dormir juntos y ellos en una habitación a un lado, aún no habían hablado bien las cosas pero las consecuencias ya se estaban haciendo ver; los otros cinco metiches se arreglarían solos, así que ahora estaban a punto de tener una linda plática familiar apenas los cachorros se dieran un baño y descansaran un poco.

Ahora Ochoa estaba sentado en el borde de la cama, sintiéndose bastante abrumado todavía, el Omega lo notó cuando iba saliendo de tomar un baño.

—Guille. —Llamó mientras se acercaba a él.

—¿Sí? —El Alfa elevó su mirada para encontrarse a la del argentino.

—¿No querés tomar un baño vos también? Te ves horrible.

—Yo también te quiero, Leo. —Una risa floja acompañó su respuesta. —Quizás lo haga después de hablar con los niños...

—¿Estás nervioso por eso?

—¿Cómo se supone que me sienta? Después de casi perderlos, no sé cómo será nuestra relación ahora.

—Te estás preocupando demasiado por algo que tiene solución. —Declaró el Omega mientras se apartaba un poco para buscar su ropa y comenzar a vestirse. —Hablaremos con ellos y les diremos lo necesario, pero nuestros hijos están bien, a salvo, así que quita esa cara tan larga.

Guillermo sonrió con algo de pesadez. —No sé cómo logras calmarme tan rápido.

—Es un talento que obtuve desde que conocí a a Julián, el nene es demasiado difícil... como vos.

—Creo que ya noté eso. —Suspiró. —¿Él... él estaba tan mal cuando lo adoptaste?

Messi mordió su labio mientras terminaba de vestirse. —No lo sé, no del todo, él nunca habla de eso y si me enteré fue por un error, y si no hubiera sido así, no sé, no sería el hombre que soy.

—Ni el Omega que eres. —Resaltó el Alfa. —Eres tan bueno con los cachorros, podría jurar que es en gran parte gracias a que criaste a Julián, nunca había conocido a alguien tan comprensivo y a la vez firme con sus hijos... eres increíble, Leo.

—Bueno, gracias por decirme lo buen padre y Omega... vos también lo eres, y me gustaría que lo vieras. —Se acercó de nuevo al mayor.

—Soy un padre y un Alfa, yo tengo que proteger a mi manada, eso lo veo más claro que el agua.

Lionel suspiró y negó mientras posaba sus manos en el rostro del mayor para acercarlo a su pecho y así poder abrazarlo. —Vos y yo sabemos que no hablamos de eso. —Susurró un poco decaído, los problemas de seguridad del mayor le preocupaban.

—Leo...

—No soy ciego, ni pelotudo, Guille, no tuve que pasar demasiado tiempo con vos para notarlo, me preocupas, mucho.

—Y sigues aquí. —El mayor sentía que podría llorar en el pecho de ese Omega, y que aún así este limpiaría cada lágrima de sus mejillas.

—Mi destino siempre fue llegar a vos, estamos juntos en esto ahora, con o sin marca yo-

—Soy tuyo. —Completó el Alfa, aferrándose a esas palabras, aferrándose a su felicidad.

[ ... ]

Salió con cuidado del cuarto, los dos Omegas estaban dormidos todavía y no quería interrumpir su descanso luego de dos días tan ajetreados, sin saber bien a dónde iba pero quería despejar un poco su mente, terminando en uno de los jardines que era de zona común en el hotel.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora