My back is arched like a cat

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El aroma en la habitación era igual o hasta más intenso que el de la última vez que estuvieron juntos de ese modo, en aquella ocasión el aroma del Alfa era por mucho el dominante pero ahora una mezcla de picante con frutos rojos era tan perceptible incluso desde afuera de la habitación; no podía ser para menos cuando ambos se encontraban en celo justo cuando querían y acordaron llevar las cosas despacio, pero el destino los abofeteó y restregó en sus caras que ellos debían de estar juntos.

¿Quiénes eran Guillermo y Lionel para desobedecer al destino?

Las súplicas silenciosas del Omega fueron atendidas de manera casi inmediata cuando el mayor lo separó de su cuello y le tomó del mentón para volver a besarlo de manera intensa a la cual el argentino apenas se estaba acostumbrando, pero el trato tan salvaje de Ochoa estaba por convertirse en una de sus cosas favoritas.

La lengua del Alfa ya se encontraba dentro de la boca del menor, este dando gemidos débiles que vibraban contra los labios del más alto, pero el Omega era exigente y sabía lo que quería, cómo y cuándo, no iba a dejar que el mayor lo torturara.

Sus manos descendieron por todo el torso de Ochoa hasta em borde de su playera, jugó com este un rato y se separó del caliente beso, un hilito de saliva siendo lo único que mantenía unidos sus labios, sus miradas oscurecidas se toparon por breves segundos, confirmando el deseo que se tenían el uno al otro.

Messi retiró la playera de Ochoa y este hizo lo mismo, el Omega fue quien ganó a empezar a marcar el cuerpo del Alfa, empezando por su cuello donde mordía y succionaba con fuerza, el mayor no podía quejarse por ello aunque las marcas tardarían días en irse pero quería dejar que Leo se divirtiera un poco.

—Hueles tan bien... —Susurró el menor contra su cuello para después lamerlo.

Guillermo gruñó volviendo sus manos a la cintura del Omega, sosteniéndolo con fuerza para girar en el sillón, recostándolo y quedando encima suyo, relamió sus labios que tenían una maliciosa sonrisa. —Mi turno.

El Omega se dejó hacer, si bien ya no tenía el agarre en los suaves rizos de Ochoa este lo estaba complaciendo tan bien con su boca que no tuvo la necesidad de presionarlo; el Alfa mordía y succionaba la piel del pecho del Omega mientras se dirigía a uno de sus pezones el cual mordió arrancándole un grito al menor mientras arqueaba su espalda, definitivamente ese era su punto débil.

—Guille... —Jadeó el menor sintiéndose hipersensible con tan poco.

No obtuvo respuesta verbal, sin embargo las manos del Alfa ya estaban jugando con su pantalón y lo fue bajando poco a poco hasta deshacerse de aquella prenda, una idea cruzó por su cabeza acompañada de una sonrisa; tomó el borde de la ropa interior del argentino entre sus dientes y comenzó a bajarlos de manera muy lenta, Messi al ver esto llevó su mano a su boca para evitar gemir más alto de lo que debería por la imagen tan erótica que Ochoa le estaba obsequiando.

Una vez la erección del Omega fue liberada el mayor no dudó en dirigirla a su boca, probablemente dándole el mejor sexo oral en la vida del menor quien solo veía como la cabeza del Alfa subía y bajaba sobre su miembro, succionando y paseando su lengua por toda la extensión del argentino que seguía intentando callar sus gemidos, recordando que media selección estaba en el mismo piso que él.

Su mano viajó a la cabellera del Alfa e intentó marcarle el ritmo a este, se sentía como un adolescente por percibir su orgasmo tan próximo pero este probablemente era el mejor sexo oral que había recibido en toda su vida, sumado a las embriagantes feromonas de Guillermo solo hacían de su cuerpo y cabeza un lío de excitación que terminaron con él derramándose en la boca del mayor teniendo así su primer orgasmo de la noche.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora