Less drinks poured out

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Despertó con un dolor de cabeza y el cuerpo un tanto adolorido pero todo era soportable y tenía recuerdos frescos de lo sucedido, así que no se puso tan mal la noche anterior y su leve resaca lo confirmaba, con un baño y una pastilla para el dolor esperaba quedar como nuevo.

Ahora se preguntaba cómo habrían acabado los mexicanos con los que salió; los amigos de Guillermo eran relativamente tranquilos y con o sin alcohol en su sistema de las arreglaron para ser el centro de atención a donde fueran y aunque a Lionel no le gustaba demasiado ese tipo de ambientes, no podía negar que la pasó demasiado bien.

Se preguntaba si Ochoa habría tenido su suerte, esperaba que sí y que sus amigos no hayan abrumado al Alfa, la junta de ellos cuatro era mucho más peligrosa que la de Messi con Lozano, Javier y Guardado.

Lo primero que hizo apenas se levantó de la cama fue dirigirse al baño y tomarse su tiempo para ducharse, cuando salió buscó entre sus cosas su teléfono para llamarle a Guillermo.

No respondió.

Probó llamándole a Sergio y este tardó un poco más pero al final respondió. —¡Leooo! Cuanto tiempo, eh.

El Omega de inmediato supo que algo sucedía. —¿Qué le hicieron a Guillermo?

—Yo estoy bien, che, gracias por preguntar.

—Vos sí me respondiste la llamada, Guille no lo hizo. —Se escuchaba ligeramente preocupado.

—Está en la pieza del Dibu.

Ahora no sabía por cuál portero preocuparse, conociéndolos a ambos... —¿Por qué lo dejaron ahí?

—Soy un enano al lado de tu Alfa, el fideo tampoco iba a ser de ayuda, el único que debería poder mantenerlo bajo control en cualquier situación era él... y no sabemos donde vive, era esto o dejarlo tirado en algún otro lado.

—Voy para allá... y él no es mi Alfa, pelotudo.

—Sí, sí, ahora contá uno de vaqueros.

Lionel colgó y soltó un suspiro, por lo menos Guillermo estaba bien o eso esperaba, y sobre todo esperaba que no haya despertado todavía o no sabía de qué sería capaz.

Antes de ir a donde los guardametas, pasó por la habitación de Julián y le pidió que lo acompañara, era mejor prevenir cualquier evento desafortunado.

—¿Te fuiste de joda con los mexicanos ayer? —Preguntó el menor, Leo asintió. —¿Y por qué no me llevaste?

—Porque la última vez que vos estuviste de joda con unos mexicanos nos hicieron tomar un vuelo hasta una selva... y vos sabés que no soy muy fanático de ninguna de esas dos cosas.

—Touché.

Llegaron a la habitación de su portero y tocó la puerta, esperando no ver un desastre; nadie abría. Volvió a tocar y recibió la misma respuesta.

—La puta que los parió, ¡abran! —Exigió el Omega a punto de patear la puerta la cual se abrió justo en ese momento y el golpe se lo llevó Emiliano en la pantorrilla.

—Hijo de puta... —Dijo en un murmullo por el dolor, el Omega no se disculpó. —Sos un desesperado.

—¿Dónde está Guillermo?

—"Hola, Dibu, ¿cómo estás? ¿Cómo les fue en la joda de anoche? ¿Ya desayunaste?" Ni te acordás de nosotros desde que andas de novio con tu deslactosado novio. —El reclamo no iba muy en serio pero había algo de razón en sus palabras.

—¿Deslactosado? —Preguntó Julián.

—Anoche habló de más, pero pasen, pasen, velo por ti mismo Leo, vos no, Julián que sos un nene aún, mejor andá a buscar algo de desayunar. —Ni siquiera dejó al cachorro protestar, apenas dejó a Messi pasar al cuarto cerró la puerta en cara de Álvarez.

KevinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora