Capitulo 1

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Las nubes habían cubierto el cielo por completo. La noche no había tardado en llegar y llovía muy fuerte.
La risa de una mujer llenó la oscura calle, ya que las farolas aún no se habían encendido.

-Maldigo el momento en el que me convenciste para ir andando -dijo el hombre corriendo al lado de una niña de seis años-.

-A mí me gusta la lluvia -dijo la pequeña-.

-Sí, pero como no nos demos prisa, vas a resfriarte -dijo la mujer, mirando tiernamente a su hija-.

Los tres apretaron la carrera por la solitaria calle. No diferenciaban los charcos, por la gran cortina de agua que había ante sus ojos. La niña iba agarrada de la mano de sus padres. Ella les sonrió, obteniendo la misma respuesta, y luego miró al frente. Tres siluetas inmóviles esperaban al final de la calle. La niña dudó en el mismo instante que los padres reducieron la marcha. Ella tropezó y torpemente cayó al suelo mojado.

-Dios mío, no... -susurró la mujer-.

Sus padres se habían parado a un metro de ella. Ninguno se volvió para ayudarla y se le saltaron las lágrimas. Se había hecho daño.

-Coge tú a la niña -escuchó a su padre decir-.

¿Qué estaba pasando?

-Si te dejo solo, morirás.

-Y si te quedas moriremos los tres.

Las tres figuras empezaron a andar hacia ellos. Sus manos se levantaron, estaban armados. La mujer se dio la vuelta y cogió a la niña en brazos. Salió corriendo, llorando, sin mirar atrás. La niña contempló la pelea que se entabló. Su padre quiso defenderse, pero el ruido que escuchaba en las películas de policías resonó en todo el barrio. Su padre cayó al suelo, mientras el hombre bajaba la pistola.

Ella no entendió en ese momento lo que pasó. Su padre no podía haber muerto. Su madre lloró más fuerte, sin parar de correr. Pero otro disparo se escuchó y la mujer se tambaleó. Su llanto había cesado. La niña vio cómo el chaleco de su madre se empapaba de sangre sobre el pecho derecho. Las dos cayeron al suelo. La pequeña empezó a llorar, mirando a su madre. Ella le sonrió con dificultad.

-Huye, Camila. ¡Ahora!

La niña negó con la cabeza. Las tres figuras se acercaban silenciosamente.

-Corre, mi amor.

-No voy a irme sin vosotros.

-Nosotros siempre estaremos contigo. En tu corazón. ¡Corre!

Pero la niña volvió a negar. La risa de un hombre rubio, de unos treinta años, asustó a la niña. La apuntó y la mujer ya no le pudo suplicar. Había abandonado su vida.

La niña miró asustada la pistola. Ese hombre había matado a sus padres.

-¿La vas a matar? -dijo uno de los acompañantes del hombre-.

-Es una niña -en este caso, era una mujer-.

-La lástima no sirve para nada, Rosalía -dijo el rubio, apunto de disparar-.

Otro estruendo resonó. Camila bajó la mirada, llena de lágrimas. Pero ella seguía viva. El cuerpo de la mujer, esa tal Rosalía, cayó en el suelo, desplomado. El rubio dejó de apuntarla y buscó al culpable del disparo. Camila corrió, instintivamente, detrás de unos contenedores. Varios disparos se escucharon. La niña se acurrucó en el suelo, mientras lloraba desconsoladamente. Tenía los ojos cerrados, pero las lágrimas no paraban de salir. Un último disparo trajo consigo el silencio. La niña abrió los ojos. Las farolas se habían encendido.

*** *** ***

Camila despertó de un sobre salto. Otra vez esa horrible pesadilla le recordaba su pasado. Pero ella sabía que su mente le estaba hablando. Ella tenía un objetivo y se estaba desviando de él. Miró el reloj. Las seis menos veinte. Necesita tomar algo de aire, así que decidió salir y ver el bello amanecer.
Se levantó y se puso un bikini negro con un pareo y sandalias celeste. Se recogió el pelo y se puso su peluca rubia. Se miró al espejo y ¡lista!
Cogió el móvil y la tarjeta del hotel. Salió de la habitación y caminó por los amplios pasillos iluminados. Las limpiadoras le sonrieron, correspondiendole ella el saludo. Cuando salió del edificio, pasó por al lado de la piscina y se fue directamente a la playa. Una de las puertas del hotel daba en la arena de esta. Es lo que tenía alojarse en un hotel de cinco estrellas.

• El plan imperfecto || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora