• El plan imperfecto || Benjamila •

Capitulo 12

Benjamín cogió lo más fuerte que pudo la mano de Camila y volvió a mirar al rededor, intentando buscar alguna cara que delatara a algún miembro de la A.N.E.

Camila se pasó un pañuelo por debajo de las gafas de sol, para evitar que la lágrima cayera.
Estaban en el entierro de Carlos. Ya habían estado en la misa y ahora estaban cerrando el nicho.

Esos días habían sido los peores que habían pasado. Después de enterarse de que Carlos había muerto, Luisana se había desmayado y se había dado un golpe en la cabeza. Enseguida la ambulancia llegó y se la llevaron al hospital. Se había hecho primero las pruebas necesarias para asegurarse de no haber sufrido ningún daño en la cabeza. Antes de darle de alta, la mandaron a hacerse unos análisis generales.

Felipe no había abandonado a su novia en ningún momento, mientras Camila y Jaime se encargaron de todo lo referente al funeral. Había sido imposible reconocer el cuerpo porque había sido quemado y lo habían matado a base de introducirle disoluciones químicas. Tantas, que habían desnaturalizado cada célula del cuerpo y roto su ADN. Seguramente, imposible de reconstruir, pero, por suerte, Lucas había mirado la muñeca del muerto y había encontrado el chip. Enseguida llamó a Felipe y le contó todo. Entre los dos sacaron el chip y lo conectaron al ordenador que tenía Lucas allí para esos casos. Felipe se había derrumbado cuando salió la ficha de Carlos en la pantalla.

Camila se había ido de nuevo para casa de Benjamín y él enseguida fue a encontrarse con ella. Se habían llevado la mayor parte del tiempo en la cama, durmiendo, abrazados o dejando que ella se desahogara. Ella le había contado a Benja que un amigo muy importante había muerto y este no le pidió más explicaciones, para no sentirse más culpable.

Esos días que pensaban pasar juntos montando la casa, la habían pasado acostados sin hacer nada. Benja la había acompañado al tanatorio, dónde se veló por una noche a Carlos y dónde conoció a los más allegados a ella. Supuso que estaba tratando con miembros de la A.N.E., pero no supo con certeza quien era o no miembro.

Cuando el entierro terminó, Camila se despidió de todos y se fue con Benjamín a su casa. Quería desconectar y olvidar, o mejor aún, despertar de esa pesadilla. Pero eso era imposible, porque la realidad es que Carlos había muerto.
Debido a las circunstancias, Felipe y Camila decidieron “cerrar” por una semana. Habían pasado muchas cosas últimamente y ninguna les era agradable. La principal, era la muerte de Carlos, pero tampoco había que olvidarse que tras desaparecer Carlos, Camila había tenido que matar a Victoria porque los había traicionado. También habían perdido la carpeta donde guardaban toda la información que les había mandado Carlos y lo anteriormente averiguado sobre la O.A.S. Era información muy valiosa que les ayudaba a saber como se movían y, aunque recordaban muchos datos, había también muchísimos que no. Imposible recordar tanta información.

Benjamín paró el coche y besó la mano de Camila. Luego, salió del coche y fue a abrirle la puerta. Había visto a Camila llorar desconsoladamente por las noches e intentar borrar las ojeras con maquillaje las mañanas que había tenido que salir. Había compartido con ella el sufrimiento, aunque por causas distintas.

Cogió la mano de Camila y la llevó a rastras a dentro.

A pesar de que no tenía nada de ganar de ir al hospital, la salud de su novia era más importante. El médico les dijo que ya se podían llegar por los análisis hacía dos días, pero Luisana había estado poniendo excusas para no ir por ellos. Ahora que estaban fuera de casa, aprovecharían e irían.
No sabía por qué Luisana no quería recogerlos. Tenía que tirar de su mano para que caminara, pero parecía poner todo su ímpetu en no hacerlo.
Se encargó él de decirle a la enfermera el motivo de su visita y esta, amablemente, les dijo dónde esperar a que el doctor los atendiera.
Para ser las doce de la mañana, la verdad es que no había mucha gente. Sentó a Luisana a su lado y la miró, suplicante.