Capitulo 13

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A la mañana siguiente, Camila se despertó entre los brazos de Benja, que aún dormía. Con cuidado, retiró su brazo y se levantó de la cama.

La noche anterior hacían hecho el amor, por lo que estaba desnuda. Se supo la ropa interior y la camiseta de Benjamín. No se molestó en ponerse nada más. Estaban en alta mar, en dónde nadie los vería.

Era temprano, por lo que fue a la cocina a preparar café y cuando estuvo listo, se fue con la taza a fuera. El sol había salido hacía poco, por lo que no hacía calor, pero sí que se agradecían los débiles rayos este. Dentro de unos meses llegaría el invierno y echaría mucho de menos esa sensación. Se sentó en la proa, donde movió su café hasta que cogió la temperatura que deseaba.

Aquello era como otro mundo. Allí podía evadir la dolorosa realidad. Si por ella fuera, se quedaría allí toda la vida. Sabía que se iba a hacer difícil la vuelta a la A.N.E. porque, además de que faltaban dos miembros, no tenían ningún documento al que recurrir para defenderse o atacar a la O.A.S. Y sabrá Dios cuanta información les habría dado Victoria. ¿Y si no era la primera vez que se ponía en contacto con los miembros de la O.A.S.? Muchas dudas quedaban sin resolver y era imposible buscarles solución. Si volvían a trabajar sin cuidarse las espaldas más que nunca, sería como entrar en la boca del lobo. Sabía perfectamente que todos tenían las mismas dudas que ella e intentarían buscarle una solución durante esa semana.
Ahora ella también tenía que cuidar de Benjamín. No quería recibir ninguna carta en la que la informaran de que lo tenían retenido. Cuidaría de él con su vida si fuera preciso.

Pensó en la proposición de Benjamín. Quería que se fueran a vivir juntos. Juntos... Sonaba genial, pero todo estaba pasando muy rápido.

Depositó la taza vacía al lado y miró de nuevo al mar. ¡A la porra con la gente! Ella quería irse a vivir con él. Quería una vida de verdad. Una vida que girase al rededor de otra persona, no de una asociación. Quería tener pareja, quería casarse, quería crear una familia. ¡Quería lo que tenían las personas normales! ¿Y ahora que lo tenía en la mano lo iba a dejar escapar? Benjamín era el hombre más maravilloso que había conocido en su vida. Estaba totalmente enamorada de él y sabía que él también lo estaba de ella. ¿Entonces para que dar más vueltas al asunto?

Pegó un bote cuando vio por el rabillo del ojo que alguien se acercaba. Lo miró y vio a Benjamín en calzoncillos, que se acercaba con su taza de café. Este le sonrió y se sentó a su lado.

-Buenos días, linda.

-Buenos días -le devolvió la sonrisa y lo besó-.

-Veo que estás mejor hoy.

-Sí. He estado pensando.

-¿En qué? -intrigado-.

-En que tienes razón.

-¿Razón en qué, cariño?

-Que a la mierda lo que piensen todos. Yo también quiero vivir contigo.

Benjamín, de la alegría, tiró la taza de café y la abrazó.

-Te quiero, te amo -le dijo, mientras la besaba-. Me haces el hombre más feliz del mundo, ¿lo sabes?

-Y tú a mi la mujer más feliz -lo besó-.

-Bueno -mirando su taza-, creo que voy a tener que ir a echarme el café que quedó.

-Sí -riéndose-.

-No, déjalo -la abrazó más aún-. Me quedo aquí contigo.

-¿Para cuántos días tenemos comida?

-Para tres.

-Lo vamos a pasar aquí, ¿verdad?

-Como si quieres volver y comprar provisiones para un mes entero.

-No, porque tenemos que terminar de arreglar la casa -le sonrió-.

• El plan imperfecto || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora