Capitulo 47

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Llegaba tarde.

Había planificado todo su día detalladamente pero ahora todo se había echado a perder. Tenía que hacer un par de ramos y un cesto y estaba segura de que ya no le daría tiempo.

Afortunadamente, Luisana había vuelto de su luna de miel hacía ya dos semanas y ella la ayudaría. Ya no se sentía tan sola. Había vuelto los momentos histéricos de su amiga, pero lo prefería a la soledad.

Se tenía que acercar a casa de Jorge para devolverle una carpeta que se había dejado olvidada el día anterior en su casa. Llamó al timbre y esperó bastante nerviosa a que abrieran la puerta. Por suerte, le abrió el propio Jorge.

-¡Cam, me has salvado la vida!

-Seguro. -se rio ella.

-Te invitaría a pasar, pero... -le dijo él señalando hacia el interior.

-Llego tarde. Gracias igualmente. ¡Adiós!

Se acercó a él y le dio un beso en el cachete antes de salir casi corriendo hacia la floristería. Escuchó a Jorge despedirse mientras salía de aquel jardín que no pisaba desde hacía un mes.

La razón era bien simple, igual que el significado de la frase a medias de Jorge: Benjamín.

Desde que había llegado hacía un mes y Jorge le había echado un sermón por haber reservado una habitación en un hostal en vez de ponerse en contacto con él, lo había obligado a quedarse en su casa. Así que ella dejó de ir a aquel lugar y quedaban en la suya.

Avergonzada, aún recordaba la conversación incómoda que habían tenido el día anterior mientras cenaban. No sabía cómo había pasado, pero cuando pinchaba la última patata del plato hizo la pregunta que desencadenó todo:

-¿Y qué tal Benjamín? ¿Ha conseguido la plaza?

Jorge dejó los cubiertos, sin contestarle, de forma muy seria. Luego, mirándola directamente, puso los codos sobre la mesa.

-Camila, si quieres saber algo de Benjamín, pregúntamelo ya sin dar más rodeos.

-¿Qué? -le preguntó ella atónita-. Solo lo he preguntado por preguntar.

-Por preguntar se pregunta cómo me ha ido el día.

-Bueno, lo siento. -le dijo, algo cabreada.

Jorge suspiró y bajó las manos.

-No tengo nada en contra de responderte, pero te recuerdo que fuiste tú la que me pediste que no te dijera nada de él. No vamos a mi casa porque no quieres verlo, pero en cambio sí que me preguntas ahora por él.

-¡Ha sido solo una pregunta! -se quejó ella, arrepentida de haber hecho la maldita pregunta.

-Pues sí la ha conseguido. -respondió él de forma indiferente-. Están bastante impresionados con sus habilidades.

-¡No quiero que me respondas!

Ella se levantó de la mesa bruscamente, recogió los platos y los metió en el fregadero. Jorge se quedó callado, observándola.

Afortunadamente no habían vuelto a hablar del tema. Es más, Jorge esa mañana había actuado como si nada hubiera pasado.

Abrió la puerta de la floristería y sonrió a Luisana, la cual la esperaba risueña con una maceta de gardenias en las manos.

El despertador sonó, aunque él ya estaba despierto y levantado. Las ansias por una nueva vida le impedían dormir plácidamente. Después de mirarse al espejo y asegurarse de que estaba impecable, cogió su cartera, el móvil y las llaves que Jorge le había proporcionado. Antes de salir de la habitación, volvió a revisar la documentación. Aún se le hacía extraño ver el nombre de Benicio en su DNI, pero esperaba acostumbrarse pronto.

• El plan imperfecto || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora