Capitulo 15

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La mirada de Camila se cruzó con la de Benjamín. Volvió a mirar dentro de la caja, sin prestar atención a las lágrimas que caían de sus ojos.

Cogió el marco de fotos. Hacía muchísimo tiempo que no veía una foto de sus padres. Su tía no tenía fotos de sus padres de la época en la que Camila era pequeña. Recordó muy bien el día que echaron esa foto. Fue en el zoo y detrás estaban los flamencos.

Acarició el rostro de sus padres y dejó el marco a un lado.

Cogió una frasco de cristal azul. Era un perfume. Lo abrió y lo olió. Sintió otra oleada de recuerdos. Era el perfume de su madre, recordaba muy bien ese olor.

-Es como si no hubiera pasado el tiempo -susurró-.

Benjamín puso su mano en la espalda de Camila y la dejó caer hasta abrazarla por la cintura.
Camila dejó el frasco a un lado y siguió inspeccionando la caja. Cogió una caja metálica y antes de abrirla ya sabía lo que se encontraría dentro. Era la pipa que su madre le regaló a su padre cuando eran jóvenes. Olía aún a tabaco. Nunca le gustó que su padre fumara, pero le encantó ver ese objeto que su padre utilizaba antes tanto.

La caja era como un baúl de los recuerdos. Cada objeto que sacó llevaba consigo un recuerdo. Un collar de perlas que su padre le regaló a su madre por San Valentín. El separador que su padre se hijo con una foto de los tres.

Lloró con más ganas cuando se vio sus propias cartas de Reyes, así como un dibujo que hizo de ellos tres.

En todo momento Benjamín la acompañó sin molestarla.

Cogió una caja que había en el fondo. No recordaba haber visto nunca esa caja. La abrió y se sorprendió al no recordar. Era una cadena de plata que tenía colgando una estrella. La cogió y la contempló. No, no la recordaba. Debía ser un regalo muy íntimo entre sus padres. Decidida, retiró su pelo y se la puso.

-¿Era de tu madre? -se atrevió a preguntar Benjamín-.

-Seguramente, pero no la recuerdo.

-Es muy bonito, debería de ser un regalo muy especial.

-Sí -sonrió-. Mis padres se querían muchísimo.

La ola de recuerdos ahora inundó a Benjamín. Sus padres también se habían querido mucho. Si no fuera por culpa de la A.N.E. ahora mismo estarían los dos vivos. Apretó su mandíbula y siguió observando a Camila.

Esta siguió revisando la caja. Ya quedaba poco. Cogió un estuche que contenía el maquillaje de su madre. También estaban los carteras de los dos y un caja de cartón que ponía en grande y con la letra de ella misma “Fotos”.

Abrió esa caja y se pusieron los dos a ver fotos.

Jorge observó a sus cuatro alumnos. Los había llevado a un campo que había en fuera de la ciudad. Ese día tendrían que pasar una prueba práctica.

-Tenéis cinco minutos para preparar vuestras trampas.

Los cuatro espías bases se fueron corriendo, cada uno en una dirección. Ya Jorge les había explicado qué hacer y cómo hacerlo. Ahora les tocaba a ellos.
Habían colocado cuatro tiendas de campañas y ellos debían intentar que Jorge no pudiera entrar en ellas, mientras Jorge utilizaría todo su conocimiento para entrar.

Habían dejado las mochilas en el coche, así que Jorge realizó su verdadero plan. Revisó cada una de ellas, buscando micrófonos o cualquier cosa que identificara a sus alumnos como topos.

Marcos dejó que sus espías base se fueran a comer, mientras él hacía una copia a los discos duros de todos los ordenadores, incluido los portátiles de sus alumnos.

• El plan imperfecto || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora