La brisa había desaparecido. La calle, antes solitaria y en penumbra, ahora parecía un lugar iluminado y confortable.
Los cuerpos de Benjamín y de Camila estaban unidos a través de sus brazos. Sus manos recorrían el cuerpo del otro, mientras caminaban abrazados por las calles de aquel pequeño pueblo de montaña.El camino se les antojaba más largo que la ida al cementerio, pero seguramente era por la impaciencia de ambos por llegar a la casa de ella.
Llevaban tanto tiempo esperando, retrasando aquella reconciliación, que ahora Camila sentía que se ahogaba si no le decía a Benjamín todo lo que sentía.
Benjamín la abrazó más fuerte, mientras aceleraban el paso. La casa estaba ya cerca y, aunque se creía estar soñando por el simple hecho de estar en aquella circunstancia con ella, quería llegar a un lugar donde nadie fuera testigo de su amor.
El ruido que emitió la cancela al abrirse rompió el silencio que los rodeaba. Solo el fuerte y rápido latido de sus corazones parecía acompañarlos.En el momento que ambos entraron en la casa y cerraron la puerta, se miraron. Querían aclarar todo aquello que aún no hubieran hablado, querían cerrar ya de una vez esa etapa de sus vidas que solo conseguía hacerlos sufrir. Pero ninguno de los dos encontraba las palabras con las que empezar.
Camila miró el salón y suspiró debido al nerviosismo.
—Será mejor que nos sentemos. Nos queda una larga noche por delante.Él asintió y no se lo pensó dos veces cuando la cogió de la mano y se la llevó al sofá. Ambos tomaron asiento en el sofá grande, uno al lado del otro, sin perder el contacto entre sus manos nuevamente unidas.
—No sé cómo empezar —confesó Benjamín, aferrándose más a sus manos.
—¿Qué tal si empezamos desde el principio?
Y, aunque les costó empezar, cuando las primeras palabras salieron de sus labios, no pudieron parar.
Camila le narró lo que recordaba de la muerte de sus padres, cómo ella había tenido que abandonar su vida con seis años para meterse en un cuartel bajo tierra a entrenarse día y noche, mientras los adultos solo le recordaban cómo murieron sus padres.
Benjamín le contó que él estuvo en la organización desde que nació, cómo había crecido entre armas, muertes y peleas. Le relató a Camila cómo se sintió cuando, con nueve años recién cumplidos, su padre le dijo fríamente que su madre había sido asesinada.
El período hasta que Camila mató al padre de Benjamín ni lo nombraron. Pero cuando ella tuvo que contarle a Benjamín lo sucedido en aquella misión, bajó la cabeza.
—No tienes que avergonzarte, Camila —le susurró él, levantándole la cara. Después continuó, enfatizando en el pasado—. Éramos agentes secretos y esa era tu misión. Yo maté a muchos agentes de los tuyos, como tú lo hiciste de los míos. Que fuera mi padre es irrelevante.
Y tenía razón.
El corazón de Benjamín solo sintió tristeza por recordar la pérdida de un hombre al que llamaba padre, pero el dolor por haber sido ella la causante había desaparecido.
Cuando Camila terminó esa dura parte, Benjamín continuó por cómo dio con ella, por qué la eligió y cómo planeo aquel plan perfecto que fracasó.
—Todos se dieron cuenta que me había enamorado locamente de ti, aunque yo me negaba a aceptarlo —confesó Benjamín, mientras le besaba los nudillos. La miró nuevamente a la cara y le sonrió—. Hasta que lo hice. Decidí quedarme con la chica novata que me llevaría hasta el jefe. Yo me encargaría de acabar con la asociación sin que ella se percatara y luego seríamos muy felices los dos juntos. Estaba tan ciego que no me di cuenta de cuan equivocado estaba.
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• El plan imperfecto || Benjamila •
FanficBenjamín es agente secreto y jefe de la O.A.S. que es una organización que fue entregada a él, a causa de la inesperada muerte de su padre, que fue planeada por un miembro de la A.N.E. Camila es una chica que desde su corta edad ha sufrido mucho, má...