Capitulo 17

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A pesar de la diferencia entre los dos bandos, la fiesta se fue homogeneizando y no se notaba a penas.

Camila miró de nuevo la luz de la habitación.

-Laika no va a apagar la luz -se rió Benja, dándole otra vuelta-.

-Tonto -susurró y hundió su cabeza más en el pecho de él-.

-¿Te ha gustado la fiesta?

-Ha sido la mejor de mi vida. Ha estado todo genial: la decoración, la comida, los regalos, Laika...

-Me alegro mucho de que te haya gustado la perrita. La mujer me dio a escoger entre los que había y Laika enseguida se me acercó tambaleándose a saludarme. Cuando la cogí me chupó toda la cara.

-Es perfecta -sonrió y abrazó más a Benjamín-.

La música paró un segundo y empezó otra canción. Micaela, la cual llevaba algunas copas de más, se acercó a la pareja.

-Benjita, amigo mío, me dijiste que bailarías conmigo una canción.

-¿Te importa, Cami?

-No, claro que no -separándose de él-.

-Menos mal, porque sino la tendré echándomelo en cara el resto de mi vida.

-No seas mentiroso, Benjamín -le regañó Micaela-.

Camila dejó a los amigos en la zona de baile y se retiró a la barra. Hizo un zig-zag y se aguantó a la robusta madera. Había bebido ella también demasiado. Mejor no pediría nada más. Se retiró de la barra otra vez, pero en vez de dirigirse a dónde estaba Benja, decidió irse al jardín delantero.
No había bebido a penas y no podía considerar que estuviera borracha, pero sí que tenía en punto cogido.

Pero bebida o no, sus sentidos estaban siempre alerta y escuchó las pisadas de alguien que se acercaba. Se giró enseguida y se encontró con Jaime.

-Hola -le sonrió-.

Él también la saludó y se sentaron los dos en los escalones del porche delantero.

-¿Qué hacías aquí sola?

-Quería alejarme un momento de la música -le respondió ella-. ¿Y tú?

-Estaba pensando en Carlos y me puse mal.

Camila suspiró y sintió como su corazón se encogía, como tantas veces había sentido en ese tiempo.

-Es muy doloroso saber que ya no está aquí.

-Sí -asintió con la mirada perdida-. Seguramente la hubiera liado en la fiesta.

-Seguro -se rieron-. ¿Te acuerdas cuando se disfrazó de doraemon?

-O cuando me dijo que tu tío iba a hacer una fiesta de disfraces por el cumpleaños de Felipe y aparecí yo solo disfrazado.

-Sí -se rió Camila-, es verdad. Y las carreras de motos que hacíamos los cuatro o los regalos de navidad.

-Siempre supo que regalar.

-Y que hacer para ponernos más rojo que un tomate.

-Lo extraño mucho -confesó Jaime-.

Camila se acercó y lo abrazó. Ella también lo extrañaba mucho.

Jaime rodeó también el cuerpo de Camila y la presionó.

-También te extraño a ti, Cami.

-¿A mí por qué?

-Porque no nos vemos. Estás más tiempo aquí que en el cuartel.

• El plan imperfecto || Benjamila •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora