46| Completamente suya.

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Mi celular no ha parado de sonar en toda la noche, incluso cuando lo silencie podía ver la pantalla iluminarse en las tenues luces del hospital

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Mi celular no ha parado de sonar en toda la noche, incluso cuando lo silencie podía ver la pantalla iluminarse en las tenues luces del hospital. Mi madre sabe dónde estoy, sabe que le mentí, he visto varios de sus colegas pasearse por el pasillo tratando de ser fantasmas, pero les va más curar a la gente que jugar al espía. 

Temí que llamara a Adrián y le exigiera una explicación, pero sus colegas ya le abran informado del porqué estoy aquí. Confiaba en ella, en su inteligencia, debe haber sacado conclusiones.

—Deberías ir a casa —la voz de Ariel me da más sueño del que quiero admitir. Su bostezo empeora la situación.

—Quiero quedarme.

—Dereck está estable, no pasará nada. Ve a casa, descansa, has pasado por mucho, lo necesitas.

—Igual tú, entonces ¿Por qué sigues aquí?

Ariel estira sus músculos y me mira con una sonrisa débil.

—Es cómo mi hermano, no puedo dejarlo solo, me vale una mierda si está estable o no, yo siempre estaré para él —mi pecho se estruja.

Me identifico con Ariel desde que sus labios pronunciaron "hermano". Pienso en Jeremy y en la cantidad de veces que he estado para él, que nos teníamos el uno para el otro. Sus palabras han salido tan sinceras que le creo y no tanto por sus palabras, sus acciones hablan por si solas.

—No voy a irme —sentencio.

Ariel niega y se acomoda cerrando sus ojos. Las sillas no son cómodas, está bien para esperar unos minutos, pero utilizarlo como una cama es igual que echarse sobre una roca áspera.

Giro mi cabeza y miro la luna a través de la ventana. Estamos en un piso alto, por lo que se ve con más claridad. No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando observo a Ariel ya está dormido. Me devuelvo con la luna, me transporta paz.

Me distraigo de mi espectacular vista cuando escucho un ruido de unas pisadas. Miro a Loty, amiga de mi madre, plantarse al frente de mí. Su expresión grita una llamada de auxilio.

—Tu madre está abajo, vino por ti, pero uno de sus pacientes se complicó. Está firmando unos papeles, para este momento ya debe estar subiendo. —la miro confundida— Te estoy advirtiendo. No le mientas, apenas están restableciendo su vínculo.

En ese momento recuerdo la profesión de Loty; psicología. Entiendo su amistad de años, pero al verla con esta rara expresión me hace pensar que Giuliana está en terapia. La simple sospecha me eriza la piel ¿Por qué volver? ¿Está bien? ¿Jeremy tiene que ver con esto o simplemente es el estrés que su mismo trabajo produce? Debe ser el trabajo, tiene que serlo, si hubiera una actualización del caso, lo que sea, mi madre me lo diría, tiene qué.

Loty debe haberme visto mal porque enseguida se agacha a mi altura y niega con un movimiento.

—Es mi amiga, me preocupo. Giuliana quiere recuperar a su hija.

Enséñame: La adicción de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora