27| Déjà vu

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Ashley Wood

Gradualmente los estudiantes que se encontraban a dentro del recinto salen y se unen al furor. Tatiana y yo esperamos a nuestras amigas con paciencia, tratamos de guardarles sitios, pero los empujones y los insultos pueden con nosotras. Incluso algunos profesores se reúnen en una esquina para apreciar el partido.  

El espacio que siempre se destinó para varias personas ahora se encuentra chico, imagino que el Director está contento, su objetivo está más cerca que nunca, lo único que falta es que nos den un buen espectáculo y ya nos tiene comiendo de sus manos.

Del equipo anterior solo quedan en pie el capitán y goleador, dos personas de once titulares, debería darles vergüenza.

La cancha es grande, tan igual como los campos los que se disputan en primera división, el pasto no es artificial es real y cada cierto tiempo lo cambian de ser necesario, lo mejor para un grupo que no se lo merece. Todo es diferente con el equipo del voleibol, cuando entre no teníamos las mejores condiciones, la red ya se notaba antigua y los pisos ya se empiezan a rajar al centro, si no fuera por el apoyo económico de nosotras y de nuestros compañeros no hubiéramos salido adelante. Convertimos oro un pedazo de metal oxidado, nos convertimos en las favoritas para llevarnos la copa en el torneo local, nos esforzamos tanto para llegar a dónde estamos aún con toda nuestras bajas salimos adelante y nos posicionamos en los primeros lugares. La vida es injusta, cosechan un grano muerto cuando tiene uno en buenas condiciones ansioso de dar frutos.

Los técnicos mandan a los jugadores hacer pases de balón, y diferentes técnicas mientras son calificados bajo su atenta mirada. Después de unos minutos viendo a cada posible jugador detienen la práctica. Los cuatro técnicos que hay se dividen a la mitad, dos se van a la parte izquierda y otros dos a la derecha. Hacen un par de gestos entre ellos y obligan a los postulantes colocarse al medio, uno de los técnicos lanza una moneda dando inicio la selección.

—Luke Brown.

Ya se venía venir, Luke es el primer escogido, estoy segura de que los ha dejado impresionados, resaltó por mucho en la competencia de resistencia. El público muestra su apoyo voceando su nombre, una chica se levanta y grita su nombre con un cartel improvisado de papel bond, hago una mueca de asco al darme cuenta de quién se trata; Naybet, maldita obsesiva.

—Adrián Irmán.

El furor es más bajo que el anterior, pero no sé queda atrás. No me gusta, así que le pegó a Tatiana para que se una y crezca el sonido.

—¡Vamos Irman, pateales el culo! —chilla— ¿Contenta? —pregunta en voz baja.

—Si ¿Te escribieron las chicas?

—No, no creo que vengan. Sabes que ellas son más reacias a esto —señala al frente.

—¿Fraternizar con el enemigo?

—Exacto, así que anda pensando como piensas decirle a Cristina que tu duo amoroso es parte del equipo maligno.

Cristina es quien tiene más desarrollado su sentimiento negativo al equipo de fútbol, al ser la capitana desde años fue quien lucho contra el sistema y por ende gasto más dinero de lo imaginado. Es muy sacrificada con lo que representa.

—Nada está dicho, están en prueba.

—¿Entonces aceptas qué estás envuelta en un trío amoroso?

—No estoy en ningún trío.

—¿Te gustaría estarlo?

Amoroso no, pero hablando de lo sexual tengo dudas. Tan solo imaginar la idea de tener a Luke y Adrián desnudos contra mi cuerpo, tocándome dónde me gusta, me hace enloquecer y me planteo la pregunta si el hecho es una tortura o el mismo paraíso. Todo se desvanece al darme cuenta de lo irreal que es la situación, ellos no serían capaz de hacer algo así, se detestan.

Enséñame: La adicción de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora