Ashley Wood
—¿No te cansas de tocarme? A veces llegó a pensar que tienes una terrible obsesión conmigo.
Su risa inunda el lugar.
—Tienes una piel muy suave, Ashley, es enloquecedor ¿No te cansas de torturarme? —inquiere sin ningún tipo de burla en su voz. De hecho, hasta puedo sentir como sus caricias paran para darle más énfasis a sus palabras.
—¿Crees qué te torturó? —respondo sarcástica— Cuando verdaderamente pase conocerás el significado de la palabra: Dolor.
Después de nuestro intenso momento en el baño, tuvimos que llamar al servicio de limpieza de Arizona. Cuando llegaron no deje pasar sus miradas curiosas mientras ejercían su labor. Admito que por un segundo tuve miedo de que me echaran por la regalo puesta por los padres de Karla, hombres y mujeres en diferentes sitios, pero no dijeron nada. Apuesto a que apestábamos a sexo, nuestras sonrisas no ayudaban mucho. Pedimos otra comida y por fin almorzamos tranquilos.
Ahora estamos tendidos en la cama, no abrazados, pero si cerca de cada uno mirando la serie The Witcher, cada capítulo es una obra de arte ¿Cómo es qué jamás oí hablar de ella? Es mucho para este mundo, al igual que Gerard de Rivia. Nuestros pies están entrelazados por debajo de las sábanas y desde que nos cubrimos su mano no ha dejado de dar caricias a mi muslo, es lento y suave, me agrada.
—¿No te gusta? Puedo subir mis manos si así lo prefieres. —tantea el terreno y con un golpe en su abdomen lo freno— ¿Qué? ¿Te dejé agotada? ¿No aguantas un segundo round?
¿Aguantar? Ni cuerpo exige más, pero si la serie no estuviera tan buena o no tuviera el temor de volverme dependiente de sus orgasmos, definitivamente ya hubiera empezado a devorar sus labios.
—Shus, me desconcentras.
—¿Pierdes el control conmigo? ¿Debería sentirme especial? Porque lo hago, hasta siento las mariposas volar en mi estómago de la emoción.
Detengo mi risa y finjo seriedad. Si no le contesto talvez me permite de seguir disfrutando de la serie. Esbozo una sonrisa triunfante cuando no sigue. Pero no dura mucho cuando el episodio, restregó mis ojos al sentir un ardor y picazón. Cuando vuelvo a mirar la pantalla, lejos de encontrar el intro de The Witcher hallo una imagen en negro.
—¡Oye, todavía falta! —lo miro buscando una explicación.
—Tienes que descansar tu vista, me sorprende que hayas durado hasta esta ahora, la serie verdaderamente te ha gustado o los efectos del alcohol solo te duran una hora —manifiesta sorprendido— ¿Dormimos? Pongo alarma.
—Para ser mi novio falso te estás tomando muy en serio el papel. —trato de quitarle el control, pero se tira para atrás— No quiero dormir, necesito ver la continuación.
—Estoy practicando —dice ignorando mi último comentario y yo dejo pasar el suyo.
—¿Qué hacemos?
—Tenemos una cama, se me cruzan varias ideas ahora mismo.
—¿Qué hacemos? —repito mirando al techo.
No he salido afuera, pero no dudo que el clima está horrible, ya que hace un frío tremendo. Y eso que no hay ventanas en la habitación, más que en el baño en la parte superior. Dicho lo anterior, ir a dar un paseo por los recintos es un no absoluto. Sin embargo, aquí tampoco hay mucho que hacer más que ver la televisión.
Miro a Adrián esperanzada de que tenga un plan, pero está igual que yo, su frente está arrugada pensando en algún sitio.
—No queda más opción que salir —me rindo.
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Enséñame: La adicción de Adrián
RomansaLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»