Ashley Wood
Me despierto incómoda, estoy en mi cama, pero aún así siento todas mis piernas tensas y un intenso dolor en la parte baja de mi espalda. Veo la hora en el reloj de mi mesa de noche, es temprano, más de lo usual, cinco de la mañana. Una enorme sonrisa se me implanta en la cara al recordar lo sucedido ayer por la noche, estoy embelesada, la idea de Adrián fue perfecta, sin duda alguna le debo una grande. Actuó con determinación, ningún titubeó o error. Fue como ver otra faceta suya, la de niño bueno.
Al no poder conciliar nuevamente el sueño, me levanto y me ducho. Me tomo mi tiempo y aprovecho para afeitarme cada parte del cuerpo, no me gustan los vellos corporales. Me decido por uno vestido corto, casual, nada extravagante. Me maquillo suave. Cuando bajo al comedor mi madre me está esperando con el desayuno servido. Son unos huevos revueltos con jugo de naranja.
—Te ves radiante hoy.
—Gracias.
—Adrián es mejor de lo que pensé, es todo lo que una madre busca para su hija.
—Lo sé —tomo asiento y empiezo a comer— es mi novio.
Es una joya oculta por mucho tiempo.
—La verdad es que pensé que al primero que me ibas a presentar es a Luke. No es de mi devoción como Adrián, pero si te hace feliz no podría haber hecho mucho —tengo que tomar un poco de agua para no atragantarme.
—No he acabado en buenos términos con Luke así que no lo vuelvas a mencionar, por favor —no lo ordeno, mi voz es suave y trato de reflejar todo el resentimiento que le tengo.
—Ya veo.
—¿De dónde conoces a la madre de Adrián? Jamás te oí hablar de ella —inquiero, es algo que realmente me tiene ansiosa.
—La conocí por su oficio. Algunas mujeres llegan al hospital por violación o maltrato, cuando las convenzo de que denuncien es a Beatriz quien llamó.
Trato de evitar ese amargo sabor de boca en mi garganta, paso saliva para aliviar, sin embargo, a pesar de todo mis esfuerzos, no puedo con tanta hipocresía. Me siento extraña. Normalmente estamos en paz, me olvidó de todo lo que pase, de mi motivación de cada día por el vóley, pero cuando una de las dos saca el tema simplemente explotó, justo como hace unos días. La contención falla y la hiero con mis palabras, jamás me arrepiento aún siento un poco de remordimiento por sus acciones. Por ello, mi madre jamás exige unas disculpas, no me castiga por ello, no se atreve a refutarme porque en muy el el fondo sabe que tengo razón.
—Cualquier cosa avísame, hoy tengo turno de noche así que no estaré para despedirme.
—Ok.
No como más, me siento llena y un tanto asqueada. Cojo mis cosas y me despido de mi madre con un simple abrazo. Cuando llegó a la parada del bus decido revisar mi redes sociales, no es algo de que sea fan, mi celular solo me sirve para llamadas y mensajes, todos mis perfiles solo tienen un par de fotos y aún así tengo más de mil seguidores. Twitter es algo que no entiendo así que no duró mucho. Facebook me distrae un poco con memes, pero soy interrumpida por el motor del bus, subo rápido acomodandome en unos de los asientos de atrás. Tiktok es un vicio así que desisto de revisar. En WhatsApp solo contesto mensajes, cierro y me sumerjo en Instagram. Ni siquiera entro a la barra de notificación que son en su mayoría son me gusta de mis fotos, voy de frente a las historias. La primera que me aparece es Mery quien aparece en casi todas con Killa, aprovecho que la a etiquetado y entro a su perfil para seguirla, su feed es hermoso, entre rosa pastel y blanco. Las siguientes historias que veo son de famosos y cuando ya voy a guardar mi celular, el perfil de Luke aparece. No está como la última vez que lo ví, está vez a borrado todas las fotos que tenía conmigo y ha subido una nueva con la misma chica de la vez pasada. La tiene sujeta de su muslo y cintura mientras la inclina hacia un lado, se miran fijamente sonriendo.
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Enséñame: La adicción de Adrián
RomansaLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»