Ashley Wood
No voy a mentir, cada cierto tiempo le doy una mirada a Tatiana y Adrián y siempre me encuentro con la misma imagen. Ella pegada en su celular y él con la vista fija en la ventana mirando el paisaje desértico. Confío en ellos, una por amistad y otro por una corazonada, pero, aún así verifico de que nada pase, no hay nada de malo en la prevención.
No sé cómo sentirme con respecto a Adrián, tengo la sospecha de que está molesto, furioso conmigo. Cabe resaltar que no me ha dirigido la palabra, no me pone la mirada encima, incluso cuando nuestros brazos rozan por el movimiento del carro, se aparta brusco. No lo entiendo. Acostarse conmigo es lo que quería, tenerme en su encanto y cuando lo ha logrado actúa contrariado. Talvez estoy alucinando, talvez el efecto de su miembro enorme dentro de mi aún no se va y es que... ¿Para qué negarlo? Quiero a Adrián Irman al fondo de mi sistema.
Llegamos al promediar las diez de la noche, obviamente es temprano para cualquiera, incluso puedo apreciar desde mi lugar que en la locación falta más de la mitad de invitados. A pesar de ello, no somos cualquier personas, somos las amigas de Karla, la festejada. Por eso, cuando Maria estaciona su auto, suelta un suspiro de alivio, todos bajamos con premura.
—Mierda, tengo llamadas perdidas de Karla —informo cuando saco mi celular de la mochila y reviso.
—No eres la única. —habla Mery pegando su celular a la oreja— No contesta.
—Estamos muertas. —Gabriela hace un gesto de lamento— No le digan que yo fui la que se demoro.
—¿Siempre eres así? —Adrián se posa a mi lado, saca su mochila de la guantera y vuelve a su posición, tres metros lejos.
—¿Terriblemente sexy? —arremete Gabriela.
El chico bufa con fastidio.
—¿Ya sacaron todo? No me responsabilizo por perdidas o daños, aviso.
—¿Con amenazas la virgen María? Deberías agradecernos de que no pongamos una denuncia en tu contra por tentativa de homicidio. —suelto después de una carcajada— Conduces pésimo ¿Cómo es qué conseguiste tu brevete?
—¿Virgen Maria? —escucho el susurro de Adrián, nadie le hace caso.
—Eres una exagerada, obtuve mi licencia al primer examen —voltea sus ojos.
Esta vez nos reímos en conjunto, sabemos que no es cierto.
—Killa me está esperando adentro, dejo mis cosas en la habitación y me voy a la fiesta. —grita Mery alejándose con pasos rápidos a la entrada que teníamos al frente— ¡No se demoren!
—Voy con ella, lo más probable es que se pierda —habla Cristina siguiendo los pasos de su amiga.
Maria se asegura de que todas las puertas del carro estén cerradas correctamente, después de confirmar cuelga su equipaje en su hombro y empieza andar junto a nosotros. La locación es magnífica, justo como lo recordaba. Nos acercamos a la área de recepción y cuando llegamos nos piden nuestras invitaciones, nombres completos y DNI para la confirmación. Una vez que nos dan el check proceden a entregarnos las llaves de los bungalows.
—En su llave podrán encontrar un número, es el número del bungalow que les corresponde. —asentimos— Tome, esto es para usted. —la encargada le tiende a Adrián una llave diferente.
—Aquí no hay ningún número —señala verificando la llave.
—Los caballeros se quedan hospedados en las habitaciones que están ubicados al lado sur del terreno, —informa— a pedido de los padres de la señorita Karla. Su habitación es la 302.
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Enséñame: La adicción de Adrián
RomanceLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»