6| El momento

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Ashley Wood

El sábado ha llegado y mi nerviosismo alcanzaba su punto máximo. No sabía si era por el hecho de besar a Adrián o por el temor de que alguien se entere de lo que estoy haciendo.

No considero a Adrián un tonto así que estoy cien por ciento segura de que no dirá nada, especialmente porque muchos saldrían a mi favor y hundirlo sería tan sencillo como masticar un chicle. Por otro lado, tengo a Luke apoyándome o al menos en mi defensa si es algo llega a salir mal.

¿Entonces por qué me siento nerviosa? Si besarlo es algo que me desinteresa y estoy cubierta por todos los lados si es que está reunión acaba mal ¿Cuál es el origen de este cosquilleo?

No lo considero normal, mas tampoco demasiado extraño para preocuparme.

Adrián
¿Estas cerca?

Ashley
Sí. Anda bajando.

Me sorprendió que me enviará un mensaje en la mañana donde estaba la ubicación de su casa y un pequeño saludo diciendo quien era.

No me imagino de donde saco mi número telefónico, pero si es que él no hubiera tomado la iniciativa, realmente hubiera estado perdida.

Al ver la entrada de su hogar, justo como la foto que adjunto en su ubicación, me hace pensar en él,

¿Adrián Irman es realmente un misterio?

Es guapo, nadie puede negarlo, pero las chicas no se le acercaban porque lo consideraban muy cerrado y el temor de ser rechazadas por el genio del colegio era mayor que sus ganas de tirarlo. De alguna manera me hace recordar a Luke, por su cabellera, en personalidad no podía decir lo mismo.

Son como el fuego y el agua.

La claridad y oscuridad.

¿Un poco de preferencia? Tal vez ¿Pero quién me puede juzgar? Adrián no ha sido más que un imbécil conmigo y Luke, bueno, nuestra confianza establecida respalda todos sus comportamientos.

Llego al pórtico de su casa y levanto la mano para tocar la puerta, pero esta se abre automáticamente.

—Me has asustado —digo con una mano en el pecho.

—Lo siento. —se hecha para atrás— Justo estaba saliendo a buscarte.

—Se ver un simple mapa.

—Por supuesto, ya que eres súper inteligente.

Respiro profundamente.

Le sonrío en saludo y entro a su hogar. Un fuerte olor a canela me invade. Delicioso. Me volteo para verlo y este se queda quieto.

—¿Te vas a quedar viéndome? —pregunto.

—No eres tan interesante. —bufa— Sígueme y trata de no perderte.

—Tu casa es hermosa, pero no precisamente una mansión, Adrián.

—Eres tan pequeña que fácilmente podrías sentir agorafobia. —ataca para luego relajarse de un golpe—Lindo vestido por cierto.

Subimos por unas escaleras y entramos a la segunda puerta a la derecha. Su habitación no es nada a lo que pensé, colorida y llena de libros. Es neutra, negro y blanco, y tiene un estante pequeño en donde están ubicados sus libros del colegio y uno que otro de literatura juvenil.

—¿Impresionada? —su voz me saca de mi trance— Tienes la boca abierta —susurra.

La cierro al instante.

Enséñame: La adicción de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora