Ashley Wood
El domingo estuve repasando algunas cosas que Adrián dijo que era necesario y después hice los ejercicios que me dejo. Treinta hojas. De cierta manera sentía que esto era como estar en la secundaria, pero en una versión mejorada. Adrián sabe explicar muy bien, no puedo estar más que agradecida, después de mucho tiempo entiendo algo. Solo bastaba un poco de empeño, un buen profesor y tal vez un poco de diversión.
Le envié un par de mensaje cuando no entendía alguna cosa y él al toque me iluminó.
Ninguno de los dos toco el tema del beso de nuevo, ni siquiera cuando nos despedimos, lo cual agradecía. No es que me avergüence, pero no quiero admitir que Adrián Irman me impresionó. No esperaba algo desastroso, pero tampoco lo que pasó. Creía que iba hacer algo normal y terminé encontrando oro.
Adrián
¿Cuándo vienes?Ashley
No lo sé, más tarde te avisoNo responde, dejo mi celular a un lado y trato de dormir. Eran la una de la mañana y no puedo conciliar mi sueño aún después de todo el desgaste que he tenido. Sin embargo, a los minutos desfallezco.
En el desayuno, veo a mi madre que me da una mirada extraña y sigue con su rutina.
—¿Es cierto qué Adrián te esta dando clases particulares? —que sutil.
—Sí —meto un pedazo de pan en mi boca.
No le había contado nada, pero no me sorprendo que ya se haya enterado. Supongo que su intimo amigo Price se ha tomado la molestia de avisarle, aunque no haya sabido si iba a seguir su consejo o no.
Una sonrisa radiante se apodera su rostro.
—Es un muy buen muchacho —y besador—, me alegro mucho que estés recapacitando sobre tu futuro.
—Ujum —después de eso no hay más.
Término mi desayuno, sujeto mis cosas y me marcho.
Lo primero que observo al llegar es una cabellera rubia. Suspiro. Luke no me ha respondido los mensajes que le dejé el fin de semana, tampoco las llamadas. Le sonrió a lo lejos y me devuelve lo mismo con menos intensidad. Su mirada me recorre de arriba a abajo, tengo que aguantar la respiración al sentir como cada parte de mi ser se enciende.
—No eres invisible, Ashley —me coloco a un costado dejándolo pasar— ¿Esperándome? —niego. Gracias a Dios, Adrián no responde y sigue su camino.
Luke sigue mirándome desde nuestro sitio. Tomo valentía y empiezo avanzar hasta él. Veo como traga saliva.
—Hola —saludo.
En vez de escuchar su voz, escucho la de otra persona.
—Yo me siento aquí ¿No vez mis cosas? —¿Naybet?
—¿Disculpa? —llevo sentándome aquí todo el año, esto debe ser una broma.
Ella empieza hablar, pero Luke la corta.
—Es el sitio de Ashley.
—Yo llegué primero.
—Me vale una mierda, yo me siento aquí —pongo mi mano sobre la mesa, reclamando el territorio.
Luke se levanta y se acerca, su mandíbula está apretada. Pienso que hará algo, pero se limita a recoger sus cosas y sentarse en otro lado.
¿En serio?
Enfadada voy dónde él.
—¿Qué mierda, Luke?
—Sabes lo intensa que es Naybet, ahorremos problemas. —es lo que dice— Debiste llegar temprano.
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Enséñame: La adicción de Adrián
RomanceLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»