Ashley Wood
Nunca me he encontrado en esta situación, todo esto es nuevo y encontrar una solución es imposible. Necesito a Adrián por temas obvios, estoy mejorando, lo veo cuando resuelvo ejercicios, cuando ya no me pierdo, no puedo darme el lujo de botarlo como si nada. Suspiro. Maldigo mil veces el día que descuide tanto mis estudios.
Sus ojos cafés me miran interrogantes, lo he agarrado de sorpresa lo sé, pero mientras las cosas estén claras, mejor. No podemos seguir así
—¿Por qué?
—Tu empezaste, estoy acorralada.
Besaría a Adrián, pero ahí no más, no seguiré sus juegos, pondré un límite no me importa quemarme en el proceso.
—Es lo correcto, dijiste solo besos, pero en estos días ha pasado más que eso —le recuerdo.
Esta en desacuerdo.
—No te quejaste ¿Es por Luke?
—Que te importa.
Observo como se contiene.
—Sabes que seguirá pasando cosas entre nosotros —da un paso adelante, retrocedo—, esta más claro que el agua —llegó a la pared y sonríe con malicia, la respiración se me corta—. Me deseas, te deseo ¿Por qué seguir evitando lo inevitable?
—No te deseo —digo segura.
—¿Y porqué estas nerviosa? Apuesto que si meto mis dedos me encontraré con un charco. —lo estoy, pero no sé exactamente el porqué, ni siquiera me ha tocado— ¿Recuerdas lo que pasó ayer? Como tu vagina llamaba a mi pene a gritos, como somos fuego juntos.
Coloco mis manos en su pecho y lo empujo.
—Adrián basta ¿Crees qué esto significa algo para mí? No eres mi serás el último que logré excitarme.
—¿Eso es lo que en verdad deseas?
—Mas que nada.
La campana suena y los alumnos van apareciendo en el aula, me dirijo a mi asiento. Cuando Luke aparece me da un escaso beso en los labios y es cuando me doy cuenta de que Adrián se ha puesto atrás de nosotros. Lo esta haciendo a propósito, aquel no es su sitio, pero prefiero ignorarlo. Por otro lado, a Luke no le agrada tanto.
—¿Dónde estabas? Te he estado buscando como loco —pasa su mano por mi cintura y me pega a su cuerpo.
—En la enfermería, he estado un poco enferma y decidí pasar ahí el receso —miento.
La risa de Adrián no se hace esperar, muerdo mis labios al verme descubierta.
—Te veo bien —contradice.
—Me dieron una pastilla.
—Puedes venir a mi casa, tengo otros métodos para hacer que te sientas mejor —no lo dice bajo, lo dice alto y está muy en claro porqué.
Asiento y el maestro entra. Explica, atiendo, copio, hago todo lo necesario. Un mensaje me distrae.
Adrián
No te olvides que hoy tenemos que estudiar, no hagas planes.
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Enséñame: La adicción de Adrián
RomansaLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»