10| Ensalada de fruta.

33.7K 2.4K 426
                                    


Ashley Wood

La clase de matemáticas era teóricamente menos aburrida gracias a Adrián. Ya no me distraigo con cualquier cosita o tengo deseos de largarme de aquí. Estoy poniendo de mi parte, por nada del mundo me van a sacar del equipo de voleibol, primero me muero. El profesor me daba miradas de ves en cuando para verificar que estuviera atenta, yo en burla le alzaba un ceja o hacia un gesto gracioso. 

—Con estas fórmulas —escribió en la pizarra— podrán resolver los siguientes ejercicios —y siguió escribiendo hasta crear diez problemas.

Desde atrás, pude escuchar a Adrián reír.

—¿Algún voluntario o voluntaria? —escuche al profesor.

—Ashley estará encantada por resolver un problema —maldito.

El profesor alzó una ceja y estiró el plumón de pizarra hasta mí. Con una sonrisa fingida me levanto y observo las fórmulas. Deslizó la tinta por el material blanco y me devuelvo hasta él.

—Muy bien —felicito y me senté de nuevo.

Ashley
Ja.

Adrián
¿Quieres un regalo?

Inconscientemente mi mente vuela al día de la competencia, cuando ganamos y Luke fue a los vestidores para darme mi premio.

Vuelvo a concentrarme y resolver los problemas en mi cuaderno. Cuando termina la clase de Matemáticas, cojo mis cosas y me dispongo a ir a mi próxima clase, pero este mismo me detiene.

—Si sigues así, aprobarás —no puedo evitar sonreír. Me despido y me retiro.

Unos aplausos cerca a mi oído me asustan.

—¿Gracias?

—Esto también es gracias a mí, no lo olvides —recuerdo—. Además cualquiera pudo enseñarme.

—Pero no buscaste a nadie más, me quisiste a mí —aclara—, a pesar de mis condiciones tal vez estas obsesionada conmigo y yo ni cuenta.

Cómo si no lo supiera, sabes que es él único. Nadie más que él. Por otro lado, evito sus últimas palabras, para nada del mundo estoy obsesionada con él, es como cualquier otro chico, no tiene nada especial. Sus ojos están expectantes a mi respuesta, pero no quiero seguir con esta conversación.

—¿Te has asustado? Tranquila, tu secreto está a salvo conmigo —mira por detrás de mí y se acerca peligrosamente a mi rostro—. Por cierto, te veo más tarde —deja un escaso beso en mi mejilla y se va.

Idiota.

Alguien choca contra mí y pasa de largo. Al darme cuenta de quien se trata, trato de alcanzarlo.

—¡Hey! —agarro su mano, pero se suelta— Tenemos que hablar.

—Estoy ocupado —no puedo.

—Luke por favor —sincero.

—Ya te dije, estoy ocupado —odio que no me mire, trato de tocarlo, pero se aleja y apresura su paso dejándome sola.

Enséñame: La adicción de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora