Debí suponer que unos chicos como Dereck y Ariel, tenían motocicletas. Suena lógico. Sin embargo, cuando llego al aparcamiento y los veo montados sobre sus respectivos vehículos, una corriente de electricidad recorre toda mi columna. Ambos me inspeccionan.
Ariel me mira divertido, relajado, tan él, es como si una confianza de años existiera entre nosotros. En cambio cuando mis ojos chocan con los de Dereck, vuelvo a ponerme rígida y alerta. No sé que truco ha utilizado Ariel para que Dereck esté aquí. Él me desteta, aborrece mi presencia, no soporta que haya pasado por aguas tibias su amenaza.
Presiono mis labios para formar una línea recta, a pesar de todo sostengo su mirada y esto lo enloquece más. Noto como sus manos ejercen fuerza sobre el timón y las venas de su cuello ascendiendo hasta su rostro. Si no fuera por Ariel sé que estaría tres metros bajo tierra.
—¿Por qué se miran tanto? ¿Quieres ir con él, Wood? —la voz burlesca de Ariel hace que pierda el contacto con Dereck.
—Ni en mil años lo escogería —digo mientras voy con el nuevo pelirrojo.
Subo detrás de cu cuerpo sin ningún problema. Ariel me ofrece un casco, pero lo rechazo con una sonrisa. La seguridad en estos momentos no me interesa, lo más seguro es que me sienta sofocada de los tantos pensamientos que tengo en mi cabeza.
Ariel encoge sus hombros, mira atrás y le lanza el casco a Dereck. No volteo, pero escucho un gruñido que me deja con los vellos de punta.
Me acerco y apoyo mis manos en los hombros de Ariel. Estiro un poco mi rostro hasta su oído.
—Pense que solo íbamos a ser tú y yo —susurro.
—Dereck descubrió mi plan y tuve que usar más de una táctica para convencerlo a hablar contigo.
—¿Por qué estás tan seguro de qué no te decepcionaré? —pregunte confundida. No sé nada, soy un papel en blanco en la espera de que Ariel se atreva agarrar el bolígrafo. Su confianza en que yo soy inocente de algo es determinante, a penas me conoce, no es normal.
—Tus ojos, Ashley. Tu confusión, tu angustia por las palabras de Dereck o mías son genuinas. Puede que yo me haya dado cuenta sin haberte dicho nada, pero está noche me aseguraré de que Dereck y tú abran los ojos.
Asiento levemente aún con la confusión resonando.
Algo en mi interior me grita con desespero que huya y siga viviendo en la ignorancia. Es la misma sensación que sentí con Tatiana antes de poder encajar todas las piezas. Suspiro. No importa lo que venga, estaré preparada.
Dereck pasa con su moto por nuestro costado, la rapidez con la que va deja un frío viento sobre mi cuerpo. Ariel chasquea sus dientes y aprieta el acelerador.
—¿A dónde vamos?
—A su casa, necesita enseñarte algunas cosas. —mis manos se tensan sobre sus hombros— Tranquila, Dereck jamás te hará daño y si aún quisiera hacerlo, no sé lo permitiría.
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Enséñame: La adicción de Adrián
Storie d'amoreLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»