25| Drogas y reencuentro.

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Ashley Wood

Me levanto por el sonido de mi celular vibrando. Restregó mis ojos con mis manos y cojo el aparato, uno mis cejas al darme cuenta de que no es mi alarma sonando de hecho falta media hora para que se encienda. Arrugo más mi frente al encontrarme con llamadas perdidas de Tatiana y varios mensajes de voz sin escuchar.  

Tatiana
Estoy llegando a tu casa.

Releo el mensaje una y otra vez confundida ¿Qué ha ocurrido? En todo este tiempo que llevamos de amistad, jamás ha venido a mi casa tan temprano y menos un lunes. Miro el reloj colgado en mi pared de nuevo, son las seis y media de la mañana ¿Hice algo malo? Su mensaje es corto y no distingo si hay malas intenciones detrás, pero todo indica lo contrario. Intento llamarla sin embargo me manda a buzón de voz. Su texto fue enviado hace veinte minutos ¿Qué hace despierta tan temprano? No es de las chicas que madrugan y menos después de una fiesta alocada, yo aún sigo con un poco de dolor de espalda aunque pensándolo bien no todo es culpa del enorme taco que llevaba sino también de una persona con nombre y apellido.

Cuando estoy levantándome de la cama, el timbre suena. Me apresuro en bajar, la curiosidad me carcome. No llego apreciarla porque al abrir la puerta el frío me choca y me achico, la arrastró adentro. Cuando me devuelvo a Tatiana, está subiendo las escaleras con prisa, se escabulle a mi cuarto, trato de seguirle el paso. Cierro la puerta detrás para no despertar a mi madre, el turno completo en el hospital debió dejarla devastada.

—¿Te besaste con Dereck?

De pronto todo el sueño se me va y todos mis sentidos se activan centrándose en la anatomía delante de mí. Tiene sus pies juntos mientras juega con las puntas de sus dedos en un claro signo de nervios. Su cabeza está alta y su mirada clavada en mí con resentimiento.

—Sí —fuerza una sonrisa y pone de lado su cabeza pensando en otra cosa— ¿Qué sucede?

—¿Qué sucede? ¿Qué te sucede a ti? ¡Por Dios! —empieza a exaltarse— ¡¿No te basta con Luke y Adrián?! ¿Qué quieres? Cogerte a todo el mundo

—¿De qué demonios hablas? —retrocedo ofendida, mi espalda se derrumba en la puerta.

—¡Eres una perra sin corazón! ¿Cómo me haces esto a mí? ¡A mí!

—Tati cálmate, dime qué sucede —trato de acercarme, pero se aleja cuando doy el primer paso.

—¡No te me acerques! ¡Me das asco!

Su piel cálida está ahora de un tono rojizo y sus ojos hechan chispas de furia cada vez que nuestras miradas se encuentran. Cierro los ojos y suspiro volviendo a enfocarme en Tatiana ¿Qué le sucede? No entiendo que pasa, mi cabeza es un lío en estos momentos y todas mis dudas me llevan a una sola pregunta, una que es irreal, pero aun así decido sacarme la espina.

—¿Te gusta Dereck?

Es lo más obvio y más incoherente del mundo. Pero es la única manera de que las piezas encajen y el rompecabezas se arme. Recuerdo que Tatiana coloco a Dereck en la lista de los no deseados, sin embargo él estuvo en la fiesta, supongo que hizo lo mismo que yo con Luke. Recuerdo que me cuestione si eran cercanos, pero no le tome mucha importancia como ahora lo hago, es diferente. Me queda más que claro que sí, su relación va más allá que simples conocidos, no hay otra explicación. Tatiana jamás me diría cosas horribles, ni tampoco vendría hasta aquí, a estas horas, con este clima. Y lo que me termina por confirmar es su sonrisa incrédula que pone al escuchar mi pregunta, cómo si fuera lo más evidente del mundo.

—Te gusta, ese idiota te gusta —afirmo— ¿Por qué no me dijiste nada? ¿Crees qué soy adivina? ¡Jamás te he visto con él o siquiera hablar!

El chisme de que Dereck y yo nos besamos en la alberca debió estar torturándola toda la noche, sus orejas debajo de sus ojos me lo confirman.

Enséñame: La adicción de AdriánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora