Los exámenes me están consumiendo, mi mente ya no puede retener otra fórmula, biografía, concepto, deducciones o incluso simplemente pensar. Tan solo han pasado dos días de tensión, restan tres y no sé si sea capaz de lograrlo.
Entre la carga de aprobar los exámenes y ganar el partido, estoy exhausta. Cuando ya decido tener suficiente de las materias, me toca practicar, alimentarme correctamente y descansar lo debido. Ni siquiera sé cómo lo estoy logrando, debo tener un superpoder para no descuidar ninguno de mis deberes. Bueno, no es superpoder, pero tener a Adrián a mi lado fácilmente podría serlo.
Mi novio ha sido un gran apoyo, y no me refiero a que me pase las respuestas a escondidas, por más que se lo pedí con los ojos, Adrián me ignoraba en clase y seguía resolviendo su examen. En fin, no hablo de eso, sino de lo pendiente que está en que coma algo, que no me desgaste físicamente en los entrenamientos ni mentalmente cuando estudiamos.
Toda esta semana está siendo demasiado.
Mi madre lo ha notado, estoy segura, por eso siempre me espera en casa con una tarta de tres leches, preparado por ella misma, bajo en azúcares, pero tan delicioso para querer otro pedazo más. Lástima que solo prepara una porción exacta. Excederme con el dulce en estas épocas es lo peor que me podría pasar.
—Por favor, solo la número tres
—ruedo los ojos. Ya perdí la cuenta de cuántas veces ha insistido— Te juro que he estudiado, te puedo mostrar mis apuntes, incluso Ashley me hizo videollamada en la noche para confirmarlo —levanto mi vista por encima de mi lápiz y lo miro.—A mí no me metas. —susurro lo más bajo posible. Antes de volver a mi concentración, suspiro y trato de ayudarlo— Ah, Dereck, no creo que diciéndole a mi novio que te llamé ayer por la noche sea la mejor forma de convencerlo.
Adrián ha estado relajado estos días con respecto a Dereck. He hablado con él, cómo se lo prometí a mi pareja, y para mi sorpresa Dereck no puso resistencia. De hecho lo ha tratado como si nada hubiera pasado. Además sus heridas han bajado considerablemente, no sé si las cremas que utiliza con milagrosas o tiene un envidiable sistema inmunológico.
Puede que la mención de la videollamada sea un intento de fastidiar a Adrián por no ayudarlo con el examen, pero en el momento que llame a Dereck estaba con Adrián, tuve que sobornarlo con unos besos para que no se metiera en la conversación.
Claramente este dato no lo sabe Dereck.
—Vamos amigo —Dereck resopla.
—Callate maldita sea, vas a desconcentrar a Ashley —ruge Adrián.
—Eso no es cierto ¿Verdad? —por mi rabillo del ojo miro como se inclina y trata de encontrarme con la mirada.
Lo ignoro tratando de llegar a la conclusión de la pregunta nueve.
Si la pregunta tres no estuviera tan fácil, se lo diría a Dereck y acabaría con este circo. Pero que no sepa la respuesta solo me demuestra que no ha tocado ningún libro de la materia.
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Enséñame: La adicción de Adrián
Любовные романыLIBRO I «Ashley se niega a caer en la tentación Irman, pero es humana y todo humano tiene un límite que tarde o temprano cederá a los placeres del pecado»