Capítulo 19 La lucha final: Parte 4.

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Ellas dos se separan. 

Purpurea saca de su pequeño bolso de cuero sujeto a su cintura una bengala a la que su raza llamaba "aliento de Saurgon" nombre del legendario caballo alado: padre de los caballos de fuego y padre de Virante que significa "al que se le concede de fuego"

Una estela en forma de luz crea un destellante hilo rojo en el cielo pálido que al llegar a lo más alto explota y forma con su luz una esfera roja resplandeciente que distribuye chispas entre el cielo oscuro.

El vestigio rojo advierte a los demás que se juntaran y se agruparan mucho más arriba de la serpiente. Es ahí cuando la verdadera fuerza de la caballería aérea toma forma, y una gran bandada de caballos forman un cuerpo, una masa viva en los cielos que se arremolinaba. La escala militar de los pegasos en una sola formación atrajo la mirada de Sifiro y Sort.

De repente una ola de viento se forma alrededor de la serpiente, un gran torbellino empezaba tener forma, los cielos daba forma de una espiral que el mismo cuerpo vivo de los cielos hacía. La vivora escupía hielo, pero el cristal formado por su aliento se destruía y era arrastrado por el viento en sus corrientes. Ar Dumis y todo hombre heria las cortezas de los arboles y dejaban sangra cuanto árbol veían a una velocidad de coordinación increíble. Fredys empapaban la tierra de alcohol del vino y bebidas fermentadas guardadas en sus suministros, combustible para las hogueras y antorchas de los campamentos, y madera seca, también rociaban polvos que impulsaban la energía de los bastocars en los árboles con tal de crear a mucho peligro un pantano inflamable lleno de aceites y combustible.

Cuando los soldados terminaron de verter cuanta combustible tenían, avisaron a Fredys de que el bosque estaba listo para recibir a la víbora.

El viento producido por los pegasos hacía mecer los árboles, y olor a combustible llegaba a la nariz de Sort, que enfrascado en la lucha se percató de que algo estaban planeando los soldados. Pero también llega esa sensación por la lengua de Sifiro de que algo iba mal en la parte de su hermano, mira a Sort también como se percata del olor y sale rápidamente ondulando su cuerpo al rescate de su hermano, pero Sort lo toma de la cola y gira con tal vehemencia su cuerpo alargado que lo manda al torbellino. Del mismo modo Ar Dumis sale de la arboleda y llega a un terreno llano para dar la señal; pero cuando estaba a punto de abrir el torbe, la serpiente hermana cae sin previo aviso cerca de su hermano. Su cuerpo abultado y caótico rebota y la cola pasa cerca de Ar Dumis que sorprendido de lo que casi lo golpea deja caer el torbe pero como si el peso y el tamaño no le impidiera mover su gran cuerpo la serpiente maniobra su caída y devuelva la cola por donde había pasado golpeando certeramente a Ar que es lanzado abruptamente 20 metros de distancia y dejándolo inconsciente. Fredy observa esto y grita el nombre de su prometido.

Es ahí cuando en un rápido movimiento, le grita a su tropa que abandonara el bosque, y corre para auxiliar a Ar y tomar el torbe para activar su rayo.

Porpurea que seguía volando en círculos, le grita a Irene que cuanto más tardaría en dar la señal, los caballos estaban agotados y la fuerza de torbellino estaba cesando su fuerza. Es ahí que Otomandi formando un resorte con su cuerpo se impulsa y salta lo más alto para romper la formación. Lo logra y cae al suelo escupiendo hielo al cielo.

La formación se disuelve y caen de nuevo en el caos, dispersándose por todos lados. El torbellino pierde su forma de tromba y de inmediato las dos víboras tratan de dispersar la fosca y recomponer su vista al campo de guerra, y lo que no se esperaban era una figura negra acrecentándose y tomando gran tamaño a medida que se acercaba.

Era Sort que de un salto y lo más rápido posible enviste a las doce serpientes tirándolas al bosque, pero a pesar de su fuerza, Sifiro cae un poco mas lejos de donde estaba la trampa, caso contrario de Otomandi que cae justo en el charco de combustible y Sort si pensarlo dos veces dispara su ráfaga de fuego prendiendo de inmediato el bosque y el cuerpo de Otomandi que se envolvía en fuego.

Otomando chillaba, y se revolcaba, pero el fuego aun ardía en sus escamas. Golpeaba todo con fuerza para extinguir el fuego. Sort por su pelaje ignifugo no recibió daño, pero se alejo de ahí donde Sifiro lo sorprende envistiéndolo tan estrepitosamente que lo lanza contra las murallas de la ciudad de Frotzland, causando la destrucción de las almenas. Dejo a Sort ahí tirado y fue auxiliar a su hermano, pero lo que no se percató es que aun la caballería aérea tenia fuerzas para un último ataque al que bautizaron Horno imperial. Creando el mismo remolino, pero utilizando el fuego de los pegasos y con el control del fuego: el oxigeno atrapado en el interior del tornado quema y hacen estallar el terreno donde Sifiro estaba situado, obligando a la serpiente caer en la arboleda donde aun no llegaba el fuego, pero donde se regaba la resina de todos los arboles que fueron heridos en su corteza. Y como un dragón la formación de Porpurea enciende en llamas toda esa zona, provocando que los arboles que se quemaban por el ardor del tornado cayeran sobre la víbora que también se vio afectada por la trampa.

Todo el ejercito que había sobrevivido contra las dos serpientes se reúnen cerca de Sort que aun se hallaba desmayado en la muralla destruida, y observan como el bosque  se quemaba.

La caballería desciende, agotada y rogando que las serpientes murieran o que se retiraran del campo de batalla.

— No creo poder seguir más con esta pelea— Reclama Purpurea en soliloquio, pero Fredys que tenia entre sus brazos a un inconsciente Ar Dumis. Con su cabello ondulando por la ventisca y sintiendo el fuego del bosque le responde:

— Ninguno aguantaría otra lucha contra esas serpientes.

Los soldados que se resguardaron y sobrevivieron, estaban tan agotados que sentados no podían llorar a sus camaradas, ni siquiera revisar los alrededores para verificar si había alguien vivo después de esa intensa batalla. Sudaban y jadeaban en ese frio de tierranoche como era llamado aquel lugar. Los caballos se acurrucaron entre si formando calor entre ellos y reocnfortando a los soldados reunidos.

Sort dejo de ser grande, su estado de Anarquia había desaparecido y volvió a ser un huargo normal. Su herida en su pata delantera le había pasado factura, aunque no había sido envenenado su piel le ardía. Y se le dificultaba caminar.

Habían olvidado por completo la lucha entre Alize, Rubí, y Jsviel que por un momento se escucha la trifulca en la cúspide del ultimo piso de la torre. Y una gran explosión destruye las ventanas de la torre de homenaje y un extraño cuerpo sale disparado al bosque donde esta el fuego y regresa a gran velocidad a la torre como si pudiera volar. Fredys, Purpurea, Irene y todos los demás ven el acto en cuestión y se pregunta si era Rubí la que había sido disparada.

Pero no era tiempo de contemplaciones. U n estallido arrasa con el fuego del bosque y cubre con escarcha blanca y una nevada cae repentina mente desde lo lejos donde parecía que las serpientes habían muerto. Una explosión de nieve provoca un viento que llega a los soldados, un temblor advierte a todos los soldados una calamidad venidera. Y dos cabezas albinas de serpiente se asoman por el oriente surgiendo del bosque quemado. Y allana con sus ojos la revancha. Viene el segundo Asalto.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora