Capítulo 7 La Biblioteca Canopia.

50 7 7
                                    



Aún era de día y no sabía qué hacer, los anuncios del rey pospusieron mi encuentro con el pueblo Berserker hasta que el concilio no llegara y verificaran mí procedencia, no podía proclamarme como su diosa, aun así me trataban con sumo respeto.

Entonces me dejaron el tiempo libre para que yo hiciera lo que quisiera, o eso era lo que pensaba, porque después de que Zastrozz y Goud se fueran, el rey Oromus convocó una guardia y a una sirvienta, esta era más baja que yo, de atuendos dorados, rubia como todos aquí, y de hermosura excedente. Ella me ve y se arrodilla junto con los guardias de armadura dorada que llevaban como escudo el rostro de un lobo alado mirando el rostro de helios.

Ellos eran grandes, de 3 metros de altura, se arrodillan junto con la chica y ponen sus espadas bajo mi servicio, la chica me mira y dice:

— Su divinidad acompáñenos, le mostraré sus aposentos dorados.

Yo estaba un poco nerviosa de ver tal cosa como esos hombres enormes, eunucos y de lenguas cortadas, cada parte de su cuerpo era cubierto por mallas o por armaduras doradas, lo único que se podía ver eran sus ojos blancos.

La mujer me explicaba de que no temiera a los colosales, una raza de hombres gigantes salvajes que viven en las montañas cercana a Aldors y en las costas del mar Nakki. Ellos no pertenecían a ningún clan ni casta, eran calvos por naturaleza y su piel era muy pálida, se dice que son parias de los raza White... o eso creen según el concilio.

Yo le pregunto cuanto tiempo tardará ese concilio para llegar a Oru y me explica con mucho detalle que el concilio de electores se encuentra en otra ciudad muy al sur de Oru, llamada Enemet.

Enemet es una ciudad sagrada donde solo habitan, monjes, clerigos, White, Kabter prior, consejeros maestres, y Eruditos. Allí se entrenan todo tipo de personas en labores de letrado y sabiduría, su ciudad limita con el desierto de las lamentaciones y las ciudades rojas.

Se decía que su ciudad antes de la guerra contra los Dark se extendía más allá del desierto, pero todo eso fue destruido y reducido por los Dark cuando arrasaron ciudades rojas, es por eso que después de lo que pudieron salvar, los dorados construyeron una biblioteca en su ciudad dorada Oru con el mismo nombre que la biblioteca Canopia que se localizaba en el desierto. No es igual de grande pero tiene libros históricos que se protegieron de las llamas de la guerra.

Ella sabía mucho, me pareció grato tener una persona que supiera mucho sobre este mundo, así que la acepté y me escoltaron a mis aposentos.

El cuarto era mucho más grande que el que me ofrecieron en las torres blancas, y después vi algo más profundo cuando admiré el abrumador tamaño de mi dormitorio.

Me sentiría muy sola aquí, ¿Cómo ocuparía mi tiempo mientras estos electores lleguen, o cuándo tenga noticias de este chico? Lo único que me distrajo de mi cruda realidad en mi mundo fueron los libros, así que mire con añoramiento el libro de los caracoles y le dije a la chica:

— ¿Cuál es tu nombre?— pregunté

— Mi nombre es Mra, mi diosa.

— Mra, llévame a la biblioteca de esta ciudad, a Canopia.

— Su divinidad Alizes ese lugar está prohibido incluso para usted, no tiene autoridad todavía... sin antes haber pasado por el concilio.

— Entonces muéstrame el camino, solo por ahora, quiero saber dónde se encuentra esa biblioteca.

— Esta bien, le mostraré a donde ir luego de que los electores confirmen su precedencia, sígame por favor.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora