CAPÍTULO 7.RAZA ASESINA.

168 19 46
                                    


Al despertar, me encontraba acostado y con mis extremidades amarrados con los bordes de la camas, misma situación cuando me encontré con los clérigos de altas montañas.

En el camarote solo podía sentir bullicio de los marineros, que reían y cantaban.

Yo me sentían un poco mareado y caliente... los efectos secundarios de ser electrocutado.

Tenía mi cuerpo vendado y desnudo.

Grité fuertemente y a todo pulmón. Hombres entraron al camarote con el gran hombre de cabello rojo que se dirige a mí con una gran sonrisa

— ¿Prometes que si te desamarramos no nos matarás?— me reí con semejante comentario y le dije

— Desde el principio les dije que no les haría daño.

Cortando las sogas me levanté. Y el hombre inicia su conversación

— Mi nombre es Red Gules que significa remolino de sangre de la casa roja de los Redgroouk Gules y la casa Leonado, de los Brown Koumen hijo de Lisa Leonado y Dunkerlot Gules, ahora errante de la casa mesclada y un Maltuino Le Most, sígueme hijo de Eos, tenemos mucho que conversar.

Al seguirlo todos los tripulantes retrocedían al verme y se retiraban de mi camino desviando sus miradas fijas. Subí a cubierta y entré a la cabina del capitán haciéndome sentar y ofreciéndome comida que nuca vi

— come, son vísceras de cevilíco guisadas con melanca— no sabía que era la melanca en sí, las vísceras del civilíco se componía de caldo de ojo, partes de su intestino al vapor, hígado asado y partes de su cerebro también al vapor, todo sazonado con melanca y carne de squru con un poco de frutos que no conocía, la melanca es una de ellas, un fruto verde parecido al aguacate pero su carne dura como la manzana, su sabor no era nada a lo que yo había probado antes en frutas, era ácido y salado al mismo tiempo, crujía en mis dientes y le daba un sabor diferente muy agradable al sabor de las vísceras del civilíco, comí y me acorde del korno gigante que me acompañó todo este tiempo por el océano amargo.

— ¿Dónde está el gusano?— pregunté. El hombre mientras comía me ofreció una bebida

— Cuando salgas lo veras, no lo matamos si es que te preocupa.

Esa bebida también parecida al vino, era diferente, aunque fuerte es dulce y muy simple, como tomar vinagre con azúcar o algo semejante.

Seguía comiendo y me comentó

— Estuviste increíble en esa batalla joven Dark, nunca vi en mi vida tal cosa como que alguien se igualara en pelea con el rey del océano amargo, o que domaran al rey del mar nuboso...debiste pasar por muchas cosas para que lo hallas logrado— me limitaba a revelar mi identidad o lo que hice

— ¿Me puedes llevar a islas negras?— aclaré.

— Dime ¿por qué quieres ir allí?, sabes muy bien que islas negras es ahora propiedad de los Maltuinos, ellos te matarían si te ven entrar — no sabía quiénes eran los Maltuinos, pero sospechaba que él creía, que como era un semidiós podría saberlo, entonces cambie la conversación —dime ¿Dónde están mis cosas?

El hombre en su mesa recogió cerca de él, mi bolso con todas mis cosas.

—Toma, tienes cosas muy interesantes, mis hombre querían saquearte pero no lo permití, robar a un Dark trae 100 ecos de desgracia— no resistí y pregunté — ¿qué son los Maltuinos?—.

El hombre dejó de comer al escuchar esa pregunta y se limpió su barba marrón y desgreñada para decirme

—Pensé que los dioses lo veían todo, pareces que has estado fuera por mucho, mucho tiempo... los Maltuinos somos todos los manchados rebeldes, si no te has fijado cada hombre en esta nave tiene cabellos y ojos de diferentes castas, muchos provenimos de casas entre familias que desterraron o exiliaron o incluso hijo de entre los mismos manchados.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora