Capítulo 8. La historia de Ysviel: parte II.

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Camino a Froztland, siempre que Andriel caminaba, su salud empeoraba. En los alojamientos cuando descansaba, no dejaba de toser sangre. Su hermano cada vez que lo veía tan grave, lo mandaba a descansar, y a disposición de su hermano preparaba remedios naturales para trataban la toz. cuando encontraba carruajes, dormía. Su cansancio y sobre esfuerzo le llevaba a adormecerse, y el frio no le ayudaba a mejorar su toz.

Ya llevaba seis siclos de luna, y en las posadas, su hermano trataba de abrigarlo bien, la anemia que padecía Andriel lo hacía ver como un muerto.

Pero este hombre no se rendía ante su deber, porque ya cerca de su destino, tomó rienda de su nutrición, y envía a Berriel para que consiguiera ciertos ingredientes que le ayudarían a recuperar peso y vitalidad. Recordó en su infancia a su madre como le preparaba un estofado de Conbuls, que se componía de leche de befrons lanudos, y muchos brotes de estorrol que se daba en las cordilleras frías de Coolbrand. Los mercados del pueblo de Brania vendían mucho de estos ingredientes, las especies, he incluso las hojas de ventol y ventolia, que eran necesarios para infusiones en el caldo.

Este alimentó le daba un alivio a su cuerpo, no importaba para su hermano cuanto demoraba en prepararlo, lo que le importaba era que su hermano se sintiera bien, que pudiera caminar sin dificultad y que esa toz no debilitara su cuerpo. Sus ojos azules no daban chance de descanso y siempre le traía a su hermano ese amargo dolor de que en cualquier momento Andriel podía morir. Pero como si fuera una cura para el alma, cada vez que él comía ese estofado, su hermano se ponía de pie con la vitalidad de un niño. Su toz menguaba en cierto tiempo, y llegaba cuando menos se lo esperaba.

Entonces cuando estaban a mitad del camino, Andriel nota a lo lejos un árbol que en épocas heladas daba una fruta amarilla. Este detiene el carruaje que lo llevaría al último pueblo, y baja a toda prisa para llegar al árbol escondido; porque no daba crédito a lo que veía. El único árbol que acentuaba en ese bosque blanco con frutas amarillas semejantes a una pera. Este que a toda soltura corre para arrancar la fruta, sorprende a todos lo que estaban en la carreta, su hermano corre detrás de él y le pregunta que había pasado, a lo que este responde:

— Esto es un milagro hermano, nunca pensé que viviría para ver este árbol.

— ¿Qué pasa con este árbol?

— Rápido baja todas las frutas que puedas, dile a los otros que vengan, y que ayuden.

— ¿Por qué? ¿Qué pasa con este árbol?

— Este árbol se cree extinto, ¿Cómo es que no lo había visto antes? este debe ser su primer brote.

— Pero explícame, ¿qué es este árbol?

— Este mi querido hermano, se llama Limonmiel, es el árbol de los dioses. Lo poco que sé, es que los dioses dieron a los primeros ancestros un regalo y fue, "la fruta de la vida". Con esto puedo prolongar mi vida un poco más, y puede salvar muchas vidas, sirven para muchas enfermedades, y lo mejor de todo es que en las leyendas, su sabor es delicioso.

Su hermano al escuchar eso, llama a todos los de las carretas para que ayudaran a bajar las frutas. Pocos atendieron el llamado por que tenían más afán de llegar a sus casas que de bajar una fruta desconocida. Nadie quiso ayudarlos, entonces al percibir que nadie los ayudaría, Berriel bajó todas las Limonmiel que podía porque el que llevaba las riendas de las carretas los apuraba. Y Andriel marca el árbol para regresar cuando terminara sus asuntos.

Al no poder bajar más, se subieron y continuaron su camino. Andriel no esperó más y le dio un mordisco a la fruta. Y con un gesto de desagrado, escupe la fruta y expresa:

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora