Capítulo 8. Las dos batallas de Federg Zholty.

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— ¡Muévanse escorias inútiles!— Grita el capataz.

Azotaba sin importa el género o la edad a los manchados esclavizados. Para él todos eran iguales. Los manchados y las sangres sucias eran detestables para ellos que eran de sangre pura.

— ¡Capataz!— Grita uno de los guardias que controlaba el flujo de producción del mineral sacado. Este le fue informado por un vigía que habían hombres acercándose por el desierto. Y este le dice:

— Capataz, quiero que me acompañé. Úgo ha visto desde la torre una caravana con muchas galeras y Bufrones.

— ¿Qué? ¿Una caravana? ¿Quiénes son y qué es lo que hacen?

— No lo sé. Están muy lejos, pero desde el montículo se pueden ver unas personas subir la montaña.

— Edquina me encomendó la discreción de este lugar. No puedo permitir que algunos bastardos se adentre más a este lugar: Llévame de inmediato.

El Capataz se sube a una montaña y observa por el catalejo que unos cien hombres transportaban algo que no se podía ver muy bien.

— Úgy, Trae a tu hermano Úgo y ve con él. Lleva consigo 3 hombres y averigua que es lo que hacen.

Los hombres del capataz salen con Úgo y empiezan a rastrear la caravana. Y desde la distancia. Ocultos, observan que hay una cueva y hombres salían con carretillas llenas de bacilos dorados. Y llenaban una carreta más grande que era arrastrado por Bufrones.

Luego reconocen a uno de los que comandaban la caravana. Y se infiltran en la cueva esperando encontrar la real causa de su incursión al socavón. Y se dan cuenta que una gran bodega albergaba cantidades de minerales dorados de ambar llamado Lux. La moneda de los Orus y de toda tierra berserker.

Entonces escucharon a escondidas lo que planeaban hacer con todo ese dinero. Federg Zhoty que había sido reconocido por su estatura y por el gran símbolo que representa la "F", que llevaba en su pecho y de todo aquel que trabaja para él.

Les dice a sus dos subordinados:

— Extraigan un tercio de Lux y la mitad de Laras Cruxes para los nobles de la región bahía Scarlata. Tenemos tres Icsex para largarnos de aquí.

— Señor Zholty. ¿Qué hacemos con los Orgon? La ciudad Roca negra está esperando la solicitud de préstamo para surtir de armamento los dos lados de la zona boscosa y comprar los cultivos de Bonia.

— Eso no es problema nuestro. Los monjes blancos tienen que encargarse de esas compras y de los préstamos de su propia estirpe. Mí llamado solo es enteramente de los basilos de los Redgroouk y los Berserkers. No tengo tiempo de preocuparme de los demás. Si enviaran un escrito de que tenemos que desocupar todo la bodega eso sería lo que estaríamos haciendo. Ademas ya enviamos los pedidos por adelantado.

— Muy bien mi señor. Enviare eso por escrito.

Los infiltrados esperaron la noche y salieron directo hacia el capataz para informarle el gran tesoro que guardaban los Maltuinos. Es entonces que el capataz se le escapa una sonrisa de oreja a oreja y les dice a sus mayorales:

— Traigan a todos los capataces de todos los socavones. De los sectores 19 al 32: formaremos un pequeño ejército y atacaremos en la madrugada.

* * *

A las 5:45 de la madrugada. Un hombre miraba como Federg Zholty transportaba toneladas de basilos que estaban siendo llevadas en carretas enormes. Y que iban dirigidos a una casa noble no reconocida. El capataz como era llamado por los demás, estaba liderando su grupo de nómadas para el ataque conjunto a la caravana.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora