Capítulo 9 Complot al descubierto parte II: El concilio de los electores

54 6 11
                                    

Después de seguirle con éxito y de salir de la biblioteca Canopia, el rey no sospecha que le seguía. Es más mientras caminaba se exponía en todo lo que hacía, hablaba solo, se reía sin razón alguna, escupía por todos lados.

La noche me acompañaba ocultándome de todo para poderle observar.

El rey llega a sus aposentos y veo como cinco mujeres le esperan, todas rubias de diferente estatura y aspectos con atuendos provocadores. Así que me hice la idea de que la mujer que conocí a la llegada de esta ciudad no era su mujer ni su esposa como el mismo rey había dicho, y si lo fuera, a él no le importaba en lo más mínimo tener relaciones con otras mujeres... le aborrecía tanto.

Me desvanecí de ese lugar y llegué a mi habitación, los guardias se mostraban alertas apuntándome con sus espadas, pero me revelé ante ellos y se arrodillaron y me dejaron entrar.

* * *

El sol se apuntaba a traer el nuevo día que me esperaba, y con todo lo que escuche había ya empezado mi plan contra el rey Oromus.

Mra me hizo el favor de escoltar a Kiros para poder traer a Zastrozz el soldado que mal me caía, y darle una única orden que me parecía de lo más prudente.

Zastrozz llegó a mí con ímpetu, y se sentó en mi cama, yo sin embargo tuve distancia de él y tome asiento cerca a la puerta del balcón.

— Zastrozz te hare unas preguntas y depende de lo que me respondas, podrás acompañarme a donde valla.

— Esta bien su divinidad, responderé lo que quiera.

— ¿me eres leal?

—Sí, su divinidad.

— ¿Tanto como para matar a tu hermano si te lo ordeno?

El vacila por un momento, y se siente presionado por mi pregunta, nunca antes los había visto sudar tanto, y me responde:

— Solo si se lo merece, si se lo merece no dudare y atravesaré su cuerpo con esta espada que he puesto bajo su servicio, y si no se lo merece; me atravesaría primero con mi propia espada antes de matar a mi único hermano, si es inocente.

— ¿Le eres leal al Imperio Oromus Au?

— No más que a usted su divinidad

— ¿destruirías tu nación si fuera necesario?

— Solo si es para traer paz al mundo su divinidad.

— Con esas respuestas me basta, levanta tu cabeza, has respondido bien Zastrozz, pensé que serías un canalla por la manera en la que te diriges a mí pero veo que eres justo, es por eso que me acompañaras a donde valla, estarás conmigo en el concilio protegiéndome.

— Eso me honraría mucho su divinidad, pero puedo preguntar ¿por qué me escogió a mí?

— No Zastrozz, retírate y ve al salón real a esperarme, cuando nieguen el acompañamiento de Mra a la ciudad de Enemet en ese momento entraras y dirás que tú te ofreciste, si entiendes por favor retírate y has lo que te digo.

Al momento de que Zastrozz se va, Mra llega y me informa que el Imperio me espera con su sequito en la sala imperial, informándome de que partiré a Enemet.

Le dije a Mra que no iríamos por el camino de siempre, que nos desviaríamos y pasaríamos por los aposentos del Imperio. Ella me guía a pesar de que yo ya sabía el camino cuando seguí al imperio, me dirigió fielmente a como recordaba anoche.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora