Capítulo 4 Las dos chicas, parte IV.

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Andriel no entendía que pasaba, Gorsiel no tenía pulso y su corazón se había detenido.

Aunque Beniel estuviera viva gracias al agua del manantial, Gorsiel no respondía a esta bebida, y su angustia estaban llegando a sus límites. Tomó tiempo en saber que sucedía, e hizo como hizo con Beniel. Escuchó su corazón, pero este no latía, o eso pensaba. Se concentró más y permaneció un rato en el pecho de Gorsiel hasta que por fin encuentra un ruido exiguo que daba señal de vida, pero el agua no funcionaba en ella. La encrucijada reposaba en una sola pregunta ¿Por qué funciona en Beniel y no en Gorsiel? Había respuesta plausible en su mente, pero no exactas como: ¿la edad? ¿el tamaño? ¿la dosis? ¿la flor? Pero lo que más se extrañó es que los síntomas solo se presentaban en ella y no los demás.

Las dos mujeres tuvieron contacto con la niña antes que Gorsiel, pero ellas estaban bien. ¿En que era diferente la interacción de Beniel y Gorsiel?

Así que les pregunta a las mujeres que estuvieron con la niña:

— ¿Ustedes tocaron la flor?

— No— Responden unánimes las dos mujeres.

Y se dirige a Beniel y le pregunta:

— Beniel, no te preocupes... no llores aun por tu madre, yo puedo ayudarla, pero necesito saber ¿Qué hiciste cuando llegaste a este jardín?

Beniel se limpia sus lágrimas, y no quita sus ojos en Gorsiel que estaba acostada y tiesa. Y levanta la mirada y le responde:

— Yo me quite la ropa, y nade por el manantial y toque la flor. Luego todo mi cuerpo se entumeció y no recuerdo más lo que pasó.

— Muy bien— Responde Andriel. El agua no surte efecto, pero no era por eso que no responde, si se expone totalmente ¿será algún factor? ¿sumergirla funcionara? se preguntaba Andriel aun angustiado.

Mando a las mujeres que lo ayudaran a poner el cuerpo de la Matriarca en el agua y sumergirla. Y mientras hacía eso, pensaba en cómo fue que se contagió.

Y recuerda algo, en su memoria surgió una posibilidad. Y cuando el sumergirla no funcionaba, le dice a Beniel que le mostrara sus dedos. En su mano izquierda no tenía nada fuera de lo común, pero cuando le muestre la mano derecha, nota una mancha en su pulgar y en su dedo índice de un color azul como lo era la flor que tocó. Pregunta a las mujeres si Gorsiel había tocado la mano de Beniel, y ellas confirman la duda.

Gorsiel al notar la débil señal de vida que tenía Beniel, corrió a tomarle la mano, que trasmitió la espora en sus dedos a su madre adoptiva y le contagió el veneno de la flor. Pero aun sabiendo cómo se infectó, la pregunta seguía en pie de como el agua no surtía efecto en ella, y en Beniel sí.

Desafortunadamente, aunque la matriarca si demostrara que estaba viva, Andriel no lograba comprender el efecto del agua en Gorsiel.

Así que pido a todos los hombres y mujeres que servían a la matriarca que la mantuvieran en calor, mientras él volvía de Goi.

Los meses pasaron, y el sol desapareció. Su investigación causo la enfermedad de la Matriarca, y no encontraba la solución.

Probó con muchas de sus efectivas plantas que contrarrestaban venenos, pero no funcionaba. Y llegó arrepentirse de mesclar los peores venenos en una sola planta.

Y para su infortunio, al quinto mes, Beniel cayó enferma; no podía caminar, su temperatura disminuyó, su aliento se volvió fétido, y sus ojos se volvieron amarillos.

Él estaba desesperado, no comía, no dormía, y su comportamiento se volvió agresivo hacia su hermano y hacia la gente del pueblo.

Y luego de acabar todos los recursos. Se le ocurrió algo, probarse en si la flor del ambiente controlado, y sentir los síntomas para autoevaluarse.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora