Capítulo 4. Las costas de Blood Castle.

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Los barcos de la sociedad Maltuina se acercaba por las costas. Los tambores se escuchaban a lo lejos. Hombres corpulentos tocaban esos majestuosos atabales. Y el coro unánime llegaba a los guerreros de casta roja que esperaban en las playas con miedo. El cielo se tornaba oscuro, y la brisa fría surcaba las mejillas de los soldados que esperaban con ansiedad...

No fue difícil esperarlos. Pesqueros divisaron a lo lejos las embarcaciones, que anclaba el océano amargo. Luego y a toda prisa fue informado a la guardia real que se acercaban.

Un espeso celaje se acumula en el horizonte. Y oculta a la vista todas las flotas. Pero el canto llano de los hombres perturbaba el semblante joven de los caballeros.

"En camino a la guerra vamos... Nada nos detendrá.

Imparable somos. Aunque los grilletes me sujeten yo seguiré aquí.

Si el verdugo me ejecuta aun estaré ahí. Somos invencibles, somos más.

Aquel donde la soga no llega, ahí estará... Errante somos, y desterrado seremos.

Más allá del mar, llegaremos.

Rechinen las espadas, y suenan las cadenas.

El mal llegará, aquellos a que la justicia no llega"

Himno Maltuino, llegaba a los cielos. El hombre de sangre pura... jóvenes soldados que esperaban el desembarque, pasaba saliva y se erizaban. El tamboreo resonaba tan duro que incitaba la epicidad.

La lluvia cae, fría y regordeta. Los cascos reflejaban el mar y como poco a poco los barcos surgían de la niebla. El Abneguer que comandaba el pequeño regimiento mira por el catalejo y reconoce tres estandartes.

El primero en divisar fue el Zirsal. — Veo el Zirsal con tres estrellas. Es el Zirsal de Kleigor Coral...

— ¿Kleigor Coral?— Dice un Neguer que fue ascendido hace poco, joven pecoso y de cabello rojo. —he escuchado mucho sobre él...

— ¡Sí!, yo también he escuchado cosas sobre ese infeliz, le dicen el "Frenesí carmesí" ha matado a muchos de los suyos.

— ¿Y por qué lo hace?— El muchacho al preguntar, le demuestra a su superior el miedo que tenía a los Maltuinos. Pero este sin desagravio ni retaliaciones le pregunta:

— ¿Ya escuchaste su canción?

— Si, es muy fría...

— Los errantes; son bastardos, mesclados, e incluso parricidas. Él mato a su propio tío por venganza, y busca desesperadamente a su hermano que lo traicionó. El consejo de la línea roja lo sentencio a muerte por desacatar órdenes del mismo Imperato. Aun no se sabe por qué mataron a sus padres. Pero desde niño ha estado en total guerra con nuestra raza.

— ¿Es cierto que mató a 30 hombre solo con sus manos?

— Sí, de ahí sacó su apodo. Cuando mato a su tío, la corte envió orden de captura. Y estando ebrio dentro de un prostíbulo mató a toda la escolta real.

El chico se asusta más. Luego un Ereiser le dice a su Abneguer:

— Mi señor mire ahí, vienen más.

El Abneguer mira por el catalejo y se sorprende aún más cuando ve el estandarte del siguiente barco:

— Es... es... no puede ser, ese blasón, el rombocircudecaedro con tres estrellas. Es de Alex Carnacio.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora