Capítulo 12 Punto intermedio.

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Alizes, ahora era escuchada. El objeto de adoración por ser una semidiosa paso a otro nivel. Era reconocida como igual entre los soldados.

Mientras tanto Sort caminaba por el campo de guerra, y los hombres ahora no le temían. Sabían que ahora luchaba con ellos. Y él caminaba con un gran orgullo, pero tarde que temprano llegaría su amo para arremeter con los que ahora son sus aliados.

Luego de que pudieron reponerse por un rato. El sol estaba en su ocaso, pero estaba oculto por las nubosidades negras. El viento aún seguía y una lluvia imprescindible era esperada.

La legión aparece por el bosque con el ejército del centurión. Y se asombraron al presenciar tal destrucción.

La entrada del Vallhalla estaba destruida. Y los bosques contiguos al impacto del rayo, estaban carbonizados. Sangre y miembros esparcidos en la tierra, y montones de cuerpos estaban siendo incinerados.

Al ver todo ese escenario con la gran ventisca; al legionario Algornoz le dio una sensación de escalofríos que le hizo pensar en lo duro que fue la batalla.

Luego de desmontar el caballo, el centurión y el legionario. Estos se presentan a Alizes que estaba comiendo algún tipo de fruto verde dentro de su tienda. Ellos informan lo sucedido.

— Mi diosa Alizes— Dice el centurión arrodillado. Cosa que al ver Alizes le pide que se levante con un ademán.

El centurión pone su yelmo sobre la mesa y se sienta mientras el legionario detrás de él, también entra a la tienda con él.

Los dos se sienta, y el centurión empieza la conversación mientras ella mira a Parom.

— Alizes.

— ¿Cómo les fue en su misión? —Dice ella.

— Muy bien— Replica el centurión. — ¡De hecho, demasiado bien! —onfiesa el legionario cuando se levanta y cierra la tienda con la cortina. Y luego replica.

— No tuvimos resistencia alguna.

El centurión prosigue:

— Cuando llegamos al primer torreón, los ciento cincuenta hombres que estaban en el muro blanco fueron llevados a loto de oro. Y de allí tuvimos que enviar una unidad de reconocimiento.

Alizes demostró total curiosidad por saber por qué la legión se demoró tanto si no hallaron resistencia alguna.

— Entramos por la fuerza— Dijo el legionario. — Luchamos y matamos a unos cuantos. No más de unos 90 o 100.

El legionario con una mirada algo desconfiada le sigue contando.

— Los miles que loto de oro informó ya se habían ido. Y los que quedaron era la mitad de un batallón que esperaban nuevas órdenes.

— ¿Y....?

— Bueno, no hablamos seretra. Pero uno de los monjes hablaba y dijo algo como: "Sornish... ah ¿cómo era?, igs ush etim selim uhg Jsviel". Y no recuerdo lo otro creo que era algo así como "Esso Jsviel im turba". Y Jsviel esto y Jsviel lo otro. Siempre pronunciaba esa palabra.

— ¿Mataron al hombre? —Pregunta Alizes.

— No, se estalló algo en la boca y murió.

— ¿Ósea que recuperaron Loto de oro?

— Si, sé que ese no era el plan, pero...

— No, lo han hecho muy bien. Pero esto que me cuenta es muy sospechoso... es como si supieran que ganaríamos esta batalla. Muy bien, no era lo que esperaba pero estoy satisfecha.

Al otro lado del lago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora