Capítulo 13 ❆

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Las horas pasaban demasiado rápido y Vanora era consciente de que las pruebas comenzarían aquella misma mañana, lo que no hacía más que aumentar sus nervios. No por las pruebas en sí, sino por lo que sucedería después. El hecho de tener que volver al norte dependiendo del resultado, la tenía realmente aterrada.

Se vistió con los ropajes de combate que su hermano le había prestado la noche anterior. Banon nunca se enfrentó a las pruebas, por órdenes de su padre, y aunque no dieron explicaciones, Lord Cadogan se inventó una mentira sobre su valor, y que debido a su estado de salud no podía participar. Contra todo pronóstico, aquello no había hecho nada más que darle más caché social, logrando que muchas damas de diferentes cortes quisieran presentarse a la mínima oportunidad. ¿Y si ella ganaba? ¿Y si sobrevivía? En las últimas cinco décadas, muy pocos habían sido nombrados Invocadores, u otra cosa. Casi todos los participantes habían ganado un mayor rango, dinero y poder. Todo lo que cualquier hombre o mujer deseaba tener.

Su atuendo se basaba en unos pantalones de cuero negro bien enfundados en unas botas de cuero marrón algo desgastadas, en una camisa burdeos de lino, que su hermano debía de haber cogido de las suyas propias y se encontraba atrapada en un corsé que cubría su cintura para asegurar así una mejor sujeción. Ante el espejo, Vanora se sintió por primera vez una mujer y no una niña, una princesa y no una pueblerina. Comenzaba a sentir aquello de lo que su padre tanto presumía y tanto ansiaba.

Poder.

Pero, ¿sería capaz de controlarlo?

Se hizo con una capa del mismo color que la camisa y salió de sus aposentos sin que nadie más pudiera verla. Aun cuando el sol comenzaba a salir, todos los guardias parecían bastante ajetreados como para fijarse en las damas que comenzaban a deambular por los corredores principales.

Caminando por los largos y brillantes pasillos, se escondió entre las estatuas que decoraban algunos de ellos al escuchar las voces lejanas de la reina Saelen-Lir Gallander la cual andaba junto a Farion. Se mostraban algo tensos y sus andares indicaban que tenían prisa allí donde fueran.

—Majestad, los lores y las ladys os están esperando en la sala del sol. Se muestran molestos por vuestro retraso. —Anunció Farion con preocupación—. Salir del castillo junto a sus hijos, en busca del bastardo no ha dado buena imagen...

—Mis hijos son lo primero, Farion. Lo que opinen el resto de Cortes me es sumamente indiferente. —Sentenció la alta lady con voz autoritaria.

Vanora no pudo evitar preguntarse si finalmente el bastardo, conocido como Argel Gallander, había logrado escapar del castillo y unirse de nuevo a su tripulación. Aquel pirata tan torpe y tan débil no podría haber llegado muy lejos contra la guardia de la reina...Lo que realmente le hacía preguntarse si el joven pirata participaría en las pruebas.

—Mi reina...

—¿Cuántas veces debo decirte que me llames por mi nombre y no por mi título, Farion?

—Lo lamento mi...Lady Saelen. —Se disculpó el general haciendo una reverencia a modo de disculpa. La reina, que también se había detenido frente al ventanal, respiró con calma antes de mirar más allá del cristal—. Pero debe comprender, que todos ellos se encuentran muy nerviosos por lo ocurrido en las últimas horas. Esas sombras han pasado el cuello y están acercándose cada vez más. No tenemos ningún tipo de información sobre esas criaturas más allá de los cuentos infantiles y las leyendas.

—Los Espectrals y el resto de los demonios que creó Aran el loco murieron con él. Fueron vencidos en la Fragmentación y debemos averiguar el modo en el que acabaron con sus vidas, para poder continuar con las nuestras. Los que queden, deben ser aniquilados.

Los Secretos del Rey ❘ Libro 0.1 Precuela ❘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora