Capítulo 7 ✺

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—Debemos ponernos las capas. Están en la bolsa de cuero, en mi espalda. —Indicó el pequeño príncipe.

—¿Qué pretendéis?

—Os ayudaré a encontrar a vuestro padre y despediros de él.

—¿Por qué? —Preguntó Argel con una clara confusión. Más allá de la cueva, el mar golpeaba suavemente contra la orilla, en una calma tensa que el joven pirata podía sentir en todo su cuerpo—. ¿Por qué queréis ayudarme, Vallan?

—Vais a ser mi hermano. Se supone que la familia hace este tipo de cosas.

—Aun así... —El chico se colocó tras el tullido y rebuscó en la bolsa de cuero un par de capas sucias y unas dagas desgastadas—. Ronet no me considera hermano suyo, ni lo hará en mucho tiempo. Zalnar...es el heredero, pero sé que no me ve como más que un escudero. ¿Por qué vos si queréis estar conmigo y ayudarme?

—Como ya mencioné antes...Ser un tullido tiene sus ventajas, el hecho de tener más tiempo libre, me permite conocer a las personas sin la presión de ser el heredero, o un príncipe ejemplar. La gente no suele fijarse en mí, ni en mis amistades. Siempre he permanecido solo y apartado, y creo que vos os habéis sentido igual que yo durante mucho tiempo. Creo que podríamos ser amigos, ya que me entendéis.

—Vallan...No pretendía...

—No me heristeis si es algo que os preocupa, hermano. Nací así y así permaneceré hasta el día de mi muerte.

Al terminar de sacar las capas y de ayudar a colocársela sobre los hombros del pequeño que le había tocado por hermano, juntos terminaron de revisar que ambos las llevasen bien. Cubriendo bien sus cabezas y con las dagas bien colocadas en sus cinturones, se prepararon para salir al sol.

Caminando por la arena, Argel agarró en varias ocasiones a Vallan evitando que este cayera sobre esta. Sus muletas se hundían lentamente en las diminutas dunas que serpenteaban por la impresionante playa blanca.

—Os ayudo porque eso hacen los hermanos. —Habló entonces el joven tullido al ver con sorpresa como su nuevo hermano lo agarraba para cargarlo en su espalda y llevar las muletas enganchadas al cinturón—. ¿Por qué me ayudáis vos?

—Yo, al contrario que tú, nunca he tenido un hermano, y mi familia siempre han sido los piratas. Mi padre y Yurtu han sido mi familia y maestros durante toda mi infancia...Luego conocí a Darak, un chico huérfano que Yurtu adoptó en la isla de Inrish. Es muy buen chico y se convirtió en mi mejor amigo, pero nunca fuimos como hermanos, o al menos no del todo...Él siempre tenía secretos que no quería contarme. Pero, aun así, nos volvimos inseparables.

—Entonces iremos a despedirnos de todos ellos, incluido ese chico.

—Mi intención no es darte pena Vallan...Yo...

—Os sentís solo, al igual que yo. Realmente no somos tan diferentes. Ninguno ha sido valorado realmente por los demás, más allá de nuestro círculo íntimo. Eso cambiará...Lo sé.

— ¿Cuándo?

—Cuando seamos mayores.

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Los muelles siempre estaban repletos de gente, y Argel comprendió en el mismo instante en el que comenzaron a deambular por ellos, que ese lugar no era tan diferente a Inrish. Su hogar. Los piratas aquí eran mercaderes, y docenas de personas que deambulaban de un lugar a otro tratando de ver qué mercancía era la más buena de entre todas las cajas. La guardia hacía acto de presencia cada pocos minutos, pues varias patrullas paseaban por las calles equipados con sus relucientes armaduras.

Los Secretos del Rey ❘ Libro 0.1 Precuela ❘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora