—¡Capitán la borrasca se nos viene encima!
— ¡¿Dónde está mi hijo?!—La voz del capitán resonó entonces por la cubierta. Sus ojos azules viajaron a través de los distintos cabos que la rodeaban en busca de su retoño—. ¡¿Argel?!
— ¡Señor!
—¡Capitán, la tormenta nos golpeará de pleno!
—Icen las velas marineros. ¡No tenemos todo el día! —El grito de Yurtu quedó sofocado al comprobar como uno de sus hombres subido a las cuerdas y situado frente a la vela de gavia, sujetaba a duras penas las cuerdas—. ¡Señor Darak, ice esa vela ahora mismo!
— ¡No puedo señor! ¡Se ha enredado con el viento!
—Malditos incompetentes... ¡Ice esa vela ahora mismo o no podremos escapar de la tormenta!
El rostro de Yurtu lucía el mismo color que su cabello, casi rojizo. Con cara de pocos amigos y dispuesto a echarle una fuerte regañina al joven marinero, vio pasar junto a él al capitán que, apresurado y dejando atrás la revisión del segundo de abordo junto al timón, avanzó en carrera hasta su lugar.
—¿Oseus...?
Lo que fuera que estaba buscando el capitán lo había encontrado. Él y toda la tripulación. Junto a un mar embravecido que azotaba el barco con violencia, la tormenta cada vez se veía más cerca, y es que cruzar de la isla de Inrish a la península de Shunra era una odisea a la que pocos marineros tenían el valor de enfrentarse.
Fue entonces cuando Yurtu avistó lo mismo que los ojos de Oseus, y es que el hijo del capitán trepaba entre las cuerdas rumbo al marinero que se encontraba colgando de una de ellas tratando de desenredar la vela.
— ¡Argel baja de ahí ahora mismo!
— ¡Gallander! —Gritó Yurtu con furia. Logrando que el pequeño se detuviera a dos pasos de llegar a su compañero—. No seas insensato.
—Baja ahora mismo Argel Gallander. ¡Es una orden!
Junto al cabello rubio ahora ondeando al viento, y encontrándose completamente empapado junto a sus ropas anchas, ahora ceñidas a su cuerpo, se agarró entonces a las cuerdas con una mano para girarse y mirar al capitán. En aquel instante, Oseus comprendió que el amor por el mar también se hallaba en el corazón de su hijo. En la determinación que brillaba en su mirada azul. Viéndose de aquella manera reflejado cuando tenía su edad y su padre le recriminaba por desobedecerle, como hacía su hijo ahora con él. Porque en sus venas corría la sangre de un pirata.
—¿Como padre o como capitán? — Preguntó el pequeño aún aferrado a las cuerdas, sujetándose con la mano libre su sombrero.
— ¡Es una orden y debes acatarla!
— ¿¡Como padre o capitán!?—Repitió entre gritos el pequeño con la esperanza de hacerse oír en la tormenta que golpeaba ya el barco por estribor.
— ¡Como padre! ¡Maldito crío baja de ahí ahora mismo!
—Lo lamento...Pero no voy a cumplirla.
— ¡Entonces obedece a tu capitán y retírate a tu camarote!
—Soy un pirata mi capitán. ¡Y soy un Makerna, tu hijo quieras o no!
Ante aquellas palabras y tras escuchar el apellido del capitán, la tripulación se quedó en silencio con el único sonido de los truenos partiendo el cielo en compañía de los rayos. Frente a un cielo completamente oscurecido debido a las nubes, Argel trepó por las cuerdas hasta el marinero que a duras penas lograba sacar su cuchillo del cinturón.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos del Rey ❘ Libro 0.1 Precuela ❘
Fantasy|Novela COMPLETA| Vanora Cadogan y Argel Gallander no tienen nada en común. Ella es la princesa de la Corte Norte, un lugar frio y desolado y él un príncipe pirata de la Corte Sur. Es entonces cuando sus destinos se ven unidos y todo cambia. Argel...