El terror brillaba en el rostro de los tres niños que se encontraban ante tal criatura. Parecía sacada del mismísimo infierno, como si hubiera salido de la cueva más oscura, aquella bestia les hacía sentir una extraña presión en el pecho. Estaban aterrorizados.
Vanora no podía creer que hubiera una peor criatura que el Kárima, y que provocará en ella aquel sentimiento tan horrible. Sus piernas flaqueaban al comprobar como la sombra se mantenía allí, quieta, observándolos.
—Deberíamos marcharnos...
Argel dio un paso hacia atrás, partiendo sin querer varias ramas que descansaban en el suelo. El ruido no se escuchó demasiado, o al menos a los oídos semielfos de los tres nobles. Sin embargo, el sonido sí llegó a la bestia que alzó la cabeza de forma brusca hacia ellos.
En aquel instante, su corazón se detuvo al ver aquellas cuencas, aquellas perlas diminutas que brillaban en medio de la oscuridad más absoluta. El sentimiento de soledad la invadió por completo al ver como el Espectral la miraba.
—Eso es...—Vallan parecía completamente fascinado al observar con sus propios ojos al monstruo. —Es un Espectral...un Espectro...
—Por favor Vallan, debemos irnos antes de que decida atacar.
—No. Quieto. —Gruñó Vanora con la voz temblorosa.
Argel, que no podía dejar de mirarla con rencor, decidió dar un paso más hacia atrás, logrando que el demonio que tenían delante se moviera bruscamente como si le hubiera dado un espasmo. Vanora no tardó en sostener del brazo al príncipe pirata y evitar que este siguiera moviéndose.
—No puede vernos, pero detecta el movimiento. —Murmuró la princesa con los ojos clavados en el Espectral. —Nos siente de alguna manera, sabe que estamos aquí.
—¿Cómo podemos huir si nos siente?
Comprendía que estuviera tan aterrado, evidentemente ella también se sentía acobardada, pero debía tener la mente fría para saber cómo escapar. Aquella calma fría era muy propia del norte. Al fin y al cabo, algo bueno tendría que tener el ser una norteña.
Vanora era consciente de que las emociones del pequeño grupo estaban a flor de piel. Que el pirata era la primera vez que veía a un monstruo real, que el príncipe tullido estaba siendo dominado por esa vena de explorador que había en su interior, pero que podría poner en peligro a todos si quisiera acercarse más. Debían escapar antes de que ella misma se bloquease y no pudiera dar un solo paso más.
—No...no lo sé.
—¿No se suponía que vos erais quien sabíais todo sobre los Espectrals? ¡¿Que la princesa feroz, la chica del norte, que había leído los manuscritos prohibidos, nada más y menos que los Manuscritos de Sangre conocía la existencia de estas bestias?!
—¡Shhh! —Gruñó Vallan con cara de pocos amigos al escuchar como volvían a discutir.
—¡Yo nunca mencioné que supiera como vencer a un Espectral! Simplemente íbamos a venir para examinarlos de cerca, idear un plan y proponer a las cortes atraparlos.
—Sois una fantasma, los norteños os creéis los amos de Alstaen y no sois más que unos...
—¡Ya es suficiente! —Gritó Vallan avanzando rápidamente entre los dos jóvenes e interponerse antes de que se volvieran a lanzar contra el contrario.
En aquel instante, el Espectral avanzó hacia ellos con una calma aterradora. Vanora no estaba pendiente de él, y mucho menos del joven príncipe que trataba de poner calma entre ellos. Estaba cansada de soportar aquellos comentarios del resto de cortesanos.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos del Rey ❘ Libro 0.1 Precuela ❘
Fantasía|Novela COMPLETA| Vanora Cadogan y Argel Gallander no tienen nada en común. Ella es la princesa de la Corte Norte, un lugar frio y desolado y él un príncipe pirata de la Corte Sur. Es entonces cuando sus destinos se ven unidos y todo cambia. Argel...