Iba a matarlos a ambos. No sabía exactamente con cuál de los dos comenzar, pero estaba bastante segura de querer hacerlo en cuanto volviera a respirar.
Zelik había rastreado a Arterys hasta el campamento y cuando apareció en forma de pantera, Novara quiso clavarle el hacha al instante, sin embargo, su compañero la sujetó con sus brazos para evitar que la chica se lanzase a degollar al animal. ¿Cómo no hacerlo? Les había asaltado en mitad de la noche, en forma de una bestia que bien podría haber sido autentica.
—Vaya humor de perros. —Se quejó Zelik ya en su forma humana sacudiéndose el cabello azul eléctrico.
—¡¿No podías aparecer con piernas y cara humana como todo el mundo?!
—¿Y dónde estaría la gracia?
—En que tal vez no te habría intentado matar, idiota.
—Uy uy uy...Noto mucha tensión acumulada. ¿He interrumpido algo? —El chico alzó la ceja para observar cómo Arterys estaba en la espalda de Novara y la tenía rodeada con sus brazos a la altura del pecho.
—No. —Dijeron los dos al mismo tiempo que se soltaban.
Novara se arregló la armadura mientras Art retrocedía varios pasos para respirar en profundidad, como si estuviera tratando de despejar la mente de lo que habían dicho y hecho aquellas horas en las que habían estado solos.
—Quien lo diría, ambos estáis sonrojados, no tenéis aliento y...
—Como vuelvas a decir una palabra más te arranco los dientes para que te los tragues uno a uno. —Gruñó Novara con cara de pocos amigos.
—Solo digo lo que veo, no podéis ocultar que estabais metiéndoos mano o....—Dijo Zelik mientras se encogía de hombros, como hacía un niño pequeño cuando su madre le preguntaba qué había pasado y fingía no saber nada.
Entonces una rama voló por encima de Novara hasta golpear en la cabeza al chico, que cayó al suelo gruñendo y mostrándole los dientes serrados a Arterys, quien había sido el autor del lanzamiento. Acercándose a su amigo, su rostro ya no mostraba ni tan solo el brillo con el que le había mirado antes. Totalmente serio y concentrado, le tendió la mano a Zelik antes de mirar por encima de su hombro a Novara.
En aquel instante las palabras de Art regresaron a ella, en el momento exacto antes de que se lanzase a sus brazos y se derrumbase. Él le había dicho que debía descansar porque...Porque alguien iba a venir y era Zelik. Arterys lo sabía.
—A esto te referías cuando no te había dejado terminar, que descansara porque...
—Porque sabía que Zelik vendría después de dejarle pistas para que nos rastrease hasta aquí.
—¿Por qué? —Su tono era de indignación total, sin saber exactamente si la razón de que le molestase tanto era porque había llamado a Zelik como refuerzo, que no se lo hubiera contado, o que mientras compartían un momento tan íntimo, él ni siquiera se había relajado del todo.
—Creo que él puede ayudarnos a colarnos en el castillo y hacernos con el pergamino.
Novara retrocedió lentamente ante las palabras de su compañero, dejando que la estupefacción se apoderase de su rostro. No tenía sentido. ¿Por qué Arterys haría tal cosa? Nunca había desobedecido una orden hasta aquel mismo día. ¿Era por Osrok? Tal vez por su competencia...
—Nuestra misión es reunir información. De todas formas... ¿Por qué no me lo has contado? —La voz de Novara era dura, recriminatoria ante los dos chicos.
—Novara, no era el momento.
—Pues haberte ahorrado el numerito. —Gruñó de vuelta. —Tal vez entonces te habrías acordado de contármelo.
ESTÁS LEYENDO
Los Secretos del Rey ❘ Libro 0.1 Precuela ❘
Fantasy|Novela COMPLETA| Vanora Cadogan y Argel Gallander no tienen nada en común. Ella es la princesa de la Corte Norte, un lugar frio y desolado y él un príncipe pirata de la Corte Sur. Es entonces cuando sus destinos se ven unidos y todo cambia. Argel...