Como imaginaba que ocurriría, paso bastante vergüenza recordando con Jaime algunas de las cosas que hice la noche anterior, pero finalmente y para mi alivio, todo lo convertimos en risas. Si no es porque me enseña algunas de las fotos que me hizo, jamás hubiera creído que fuese capaz de hacer todas esas cosas en medio de mi borrachera. Sin duda las que más han llamado mi atención han sido dos en las que aparezco bailando descalza sobre la mesa de billar. No debió permitirme hacer eso y más sabiendo cuánto la cuida.
—Antes de que se me olvide, tengo algo para ti...
—¿Algo para mí? ¿El qué?
No responde y levantando una ceja, se aleja de mí dejándome con la intrigada.
Recuerdo que cuando llamó a mi timbre hace unas horas dijo algo sobre el tema, pero debido a la impresión que me ocasionó saber que era él, no le presté demasiada atención. Espero un par de minutos más y aparece con algo cuadrado sus manos.
—A ver si adivinas qué es... —Me lo ofrece.
—¿Café? —digo al ver tres granos negros dibujados a mano en un lateral de la caja.
—Sí, pero, ¿qué café? —Sus ojos brillan como los de un niño.
Giro la caja y mi boca se abre al encontrar en ella el logo de "La Gran Cafetera".
—¡No me lo puedo creer! —Al verme sonreír, sonríe él también—. ¿Has vuelto a la cafetería solo para traérmelo? —Me emociona el detalle. Apenas tiene tiempo para nada y aun así se ha tomado la molestia de regresar para comprarlo.
—Si con ello consigo que cuando lo tomes pienses en mí, habrá merecido la pena. —Me mira por un segundo y noto tensión en su cara. Apuesto a que ni él mismo esperaba decir algo así y teme que lo malinterprete. —Quiero decir que... si sirve para que te olvides un poco de tus problemas mientras lo saboreas... Si con ello logro que te acuerdes de quién te lo ha regalado en vez de en todo lo que tienes encima, habrá merecido la pena... —rectifica.
—Tranquilo. Te entendí —río para salir al paso y sintiendo que ha quedado aclarado, exhala.
—Pues eso. Aunque ha sonado un poco raro yo sé lo que quería decir —ríe también y mis ojos quedan fijos en su boca. Es tan carnosa, perfilada y perfecta... ¿Será así la de...? Sacudo mi cabeza y trato de centrarme en otra cosa que no sea el Seductor, pero por más que lo intento, lo tengo tan grabado a fuego en el pensamiento, que me es imposible.
Las horas pasan entre bromas, y si no es porque a cada rato tengo la necesidad de mirar hacia atrás, preocupada por si al innombrable se le ocurre volver a entrar, podría catalogar la tarde como una de las mejores que recuerdo.
Viendo que ya es tarde y que todavía me quedan cosas que preparar para mañana, me despido de Jaime y aunque finge una mueca molesta en un intento por alargar la velada un poco más y que no me vaya, sabe que no me puede retener más y me acompaña hasta la puerta.
—¿Voy contigo? Es tarde. —Me pregunta cuando ve que se marcha la persona que queda dentro.
—No, tranquilo —Sé que no tardarán en llegar más. Aunque es domingo, por la ventana muchas veces veo entrar a gente hasta prácticamente la hora de cerrar. Y ahora con el buen tiempo, todavía más.
—No me importa, de verdad. Además, vives aquí mismo y no tardaré en volver —insiste, pero estoy tan cerca de casa que se me hace innecesario.
Cuando voy a decirle precisamente eso, alguien llega hasta nosotros y tenemos que apartarnos para que pueda entrar. Saluda a Jaime y se acomoda en el interior.
—¿Te das cuenta? —Alzo mi frente imitando a un sabelotodo—. Si te llego a decir que sí, se habría quedado solo. Ve a atenderlo, anda. Mañana nos vemos. —Sonrío esperando a que él también se despida de mí para poderme ir, y lejos de decir nada como hubiese esperando, me mira fijamente a los ojos. Sus magnéticas pupilas, muy despacio se dilatan, y fascinada por ellas le mantengo la mirada. El color de sus ojos, tan similar al de un mar en calma, me relaja de tal manera que por un momento me olvido de todo y solo cuando el cliente llama a Jaime, vuelvo al presente.
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¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)
RomanceAVISO: Esta historia NO ES APTA PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Puede herir la sensibilidad del lector (fuerte y explícita). La autoestima de Ruth roza niveles mínimos después de la dura traición de dos personas a las que quería. Creyendo que la ayudaría a...