—¿Nos vamos ya? —Mi compañera cuelga su bolso mientras me espera y yo hago lo mismo con el mío.
—Claro.
Salimos hacia el parking y cuando subimos a su coche, inspiro profundamente. Es la primera vez en días que voy a hacer algo sola y no puedo evitar sentirme nerviosa.
Al llegar, aparcamos bastante alejados de la entrada y mientras caminamos hacia el local, el vello de mi nuca se eriza.
—Más despacio, Ruth, que me llevas con la lengua fuera. —Se detiene para colocar uno de sus zapatos.
—Lo siento —río para disimular. Quiero llegar cuanto antes y el sudor de las palmas de mis manos me lo confirma.
—Cualquiera que nos vea, creerá que vamos a apagar un fuego —bromea y continuamos hasta que finalmente alcanzamos la entrada del club.
Al cruzar la puerta, la decoración es lo primero que llama mi atención y por la forma en que predomina el rojo, quedo totalmente impresionada. Paredes, cortinas, sillones y sillas del mismo color y lo único que destaca son las camisas blancas y negras de los camareros. Miro hacia una especie de mural que hay a la derecha y veo algunos artículos de cuero colgados en él.
—¡Wow! —exclamo y Teresa se da cuenta.
—¿A qué mola?
—La verdad es que sí. Nunca pensé que en esta zona existiese un lugar así.
—Yo tampoco lo sabía hasta que hace un par de semanas me trajo un... amigo.
—¿Un amigo? —Levanto las cejas pícaramente al notar el tono con el que habla de él.
—Sí, es que como no has venido estos días, no he podido contártelo. —Levanta las cejas igual que yo—. Seguí el consejo de Carlota. —Se acerca a mí para que nadie la oiga—. Lo conocí en una página web bastante... subidita de tono. —Oírle decir eso, hace que todos los músculos de mi cuerpo se contraigan—. Además, tenemos muchas cosas en común y me está enseñando algunas cositas que... —Se sonroja y no hace falta que me diga a qué se refiere. Vuelvo a mirar el lugar y creo empezar a entender la temática—. Vendrá en unos minutos. Fue idea suya que lo celebrara aquí, así que, cuando venga te lo presento. Me ha prometido un regalito muy especial cuando finalice la fiesta.
—Am... —Es lo único que sale de mi boca y me mira extrañada. Quizás crea que estoy celosa, pero si supiera todo lo que está pasando por mi cabeza... Desearía poder contarle mi experiencia para que tuviese cuidado, pero no puedo. No hasta que termine la investigación. Como dijo Jaime, si no quieres que algo se sepa, no se lo cuentes a los demás. Además, es un tema muy serio y no puedo correr riesgos.
Al pensar en Jaime, recuerdo que tengo que avisarlo y cuando Teresa saluda a alguien, aprovecho para escribirle un mensaje.
*Acabamos de llegar. En cuanto me tome la copa, te aviso.
*Vale. Te cuidado, preciosa.
Vuelvo a guardar el teléfono y al ver que mis compañeros ya están llegando, voy con ellos.
La primera hora pasa más rápido de lo que podría imaginar y cuando me quiero dar cuenta, alguien pone en mis manos la segunda copa. Nos hacemos varias fotos para el recuerdo y cuando voy por la mitad, llamo a Jaime para que venga a recogerme. Si espero más, pronto me convencerán para tomar otra más y quiero irme ya.
Cuando por fin llega el amigo de Teresa, nos lo presenta y apenas tarda un par de minutos en integrarse. Además de ser bastante guapo, también es muy simpático y se preocupa por ella, cosa que me tranquiliza. A diferencia del Seductor, este al menos muestra su cara.
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¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)
RomanceAVISO: Esta historia NO ES APTA PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Puede herir la sensibilidad del lector (fuerte y explícita). La autoestima de Ruth roza niveles mínimos después de la dura traición de dos personas a las que quería. Creyendo que la ayudaría a...