CAPÍTULO 53

5.7K 911 202
                                    

El sonido de unas pisadas hace que el Seductor rápidamente mire hacia atrás y al girar su cabeza, un golpe lo derriba tirándolo contra el suelo y apartándolo de mí. El fuerte ardor que siento en mi costado hace que me encoja y arrastrándome como puedo, me aparto.

—¡Ruth!

Jaime grita asustado al ver que hay sangre en el suelo y ya no sé si es producto de mi imaginación o es que de verdad está aquí. Viene hacia mí y cuando intenta ayudarme, me doy cuenta de que el Seductor se ha levantado y en su mano sujeta todavía la navaja.

—¡Cuidado! —gruño retorciéndome de dolor y cuando Jaime se da la vuelta, este se le echa encima para apuñalarle y ambos acaban en el suelo. Por un momento Jaime queda abajo y cuando el Seductor levanta la navaja, temo por su vida. Busco algo con que golpearlo, al igual que hice antes, pero el dolor no me deja levantarme y un fuerte mareo comienza a apoderarse de mí. Escucho sus respiraciones forzosas y cuando intenta clavarle de nuevo la hoja afilada, Jaime consigue atraparla con la palma de su mano y un segundo después veo correr varias gotas de sangre por su muñeca.

Busco desesperada por todo el suelo, recordando que la piedra con la que me defendí antes debe estar por ahí y consigo encontrarla debajo de la cama. Empujando mis pies contra la pared, avanzo lo suficiente como para alcanzarla y cuando lo consigo, me ayudo del somier para ponerme en pie, aprovechando las últimas fuerzas que me quedan. Tomo un poco de impulso, más por la inercia de mi cuerpo que por mi resistencia y tras girarme, logro alcanzar con ella su cabeza. Por desgracia, el golpe no llega a ser todo lo fuerte que debería, pero sí lo suficiente como para desestabilizarlo y darle a Jaime un poco de ventaja. Dobla su mano mientras el Seductor trata de reponerse y veo el momento exacto en que se parte la navaja.

Sin arma con qué defenderse, el Seductor aprovechando su posición trata de asestarle varios puñetazos, pero Jaime es más rápido y desde abajo logra alcanzar su barbilla al menos dos veces, haciendo que el Seductor pierda el equilibrio y caiga hacia un lado. Con un ágil movimiento, Jaime se levanta y lanzándose contra él, proyecta una lluvia de puñetazos en su rostro, tan fuerte, que el pasamontañas comienza a moverse.

—¡Voy a matarte, hijo de puta! —Jaime, llevado por la rabia, no se detiene y en uno de los golpes, agarra la tela que cubre su cara para tirar de ella y en el momento en que su rostro queda al descubierto, no doy crédito a lo que veo.

—No puede ser... —balbuceo al reconocerlo—. No puede ser él... —Me digo una y otra vez. De entre todas las personas que conozco, jamás hubiese sospechado de él. Nunca, ni aunque hubiese sido el último hombre sobre la tierra le habría puesto su cara al Seductor. Sabía que Otto era un imbécil. Un acosador de pacotilla..., pero jamás hubiese esperado que se atreviera a llegar tan lejos. Se veía tan inofensivo que a lo único que parecía aspirar era a tocar unos cuantos culos con disimulo. Lo subestimé. Debí denunciarlo en su momento, pero tonta de mí, lo dejé pasar—. Jaime... —Lo llamo para evitar que, en medio de su éxtasis, lo mate. Lleva ya varios segundos sin defenderse y ni siquiera se mueve—. Déjalo ya... —digo con esfuerzo. Miro debajo de mí al notar que el suelo está mojado y me doy cuenta de que estoy sangrando demasiado—. Jaime... —digo una vez más y noto que cada vez me cuesta más respirar. Cuando quiero llamar su atención de nuevo, mi cuerpo comienza a relajarse de un modo extraño y mis párpados pesan demasiado.

—¡Ruth! ¡Ruth! —Su voz es lo último que oigo antes de que se cierren mis ojos y siento que me elevo.

***

El sonido de una puerta me despierta, pero estoy tan a gusto que prefiero ignorarlo; sin embargo, cuando oigo a alguien hablar, la cosa cambia y aunque intento abrir los ojos, no puedo. Mis párpados vuelven a pesar tanto que me es imposible moverlos. Poco a poco los sonidos desaparecen y un segundo después, vuelvo a quedarme dormida. El sonido de unos pasos acercándose, llaman mi atención y de nuevo ocurre lo mismo, estoy tan adormilada todavía que, aunque lo intento, no puedo mover ni un solo dedo.

¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora