Dudo por un momento en sí debería devolverle la llamada, ya que después de haberme visto todos desnuda en la oficina, decidí no volver a saber nada de quienes trabajan allí, pero tras pensarlo unos segundos, decido hacerlo. No tengo nada que perder. Yo misma me despedí y aunque todavía tiene influencia sobre mí, no debería afectarme lo que piense. Simplemente si no me gusta lo que tenga que decirme, cuelgo y arreglado.
—Hola, Ruth.
Descuelga al primer tono y me sorprende. Cualquiera pensaría que estaba esperando ansioso mi llamada. Siempre que quiero contactar con él, me cuesta varios intentos hasta que me atiende.
—Hola...
Cierro mis ojos y por un momento siento que la vergüenza me está ganando la batalla, pero logro reponerme. ¿Qué pasaría por su cabeza cuando me vio en su pantalla?
—¿Cómo estás? Intenté llamarte hace unos días, pero siempre saltaba una locución indicándome que tu teléfono estaba apagado.
—Estoy... bien. Gracias.
Respondo sin saber muy bien hasta dónde conoce la historia. Sé que Otto y él son íntimos amigos e imagino que ya esté enterado de que está preso, pero desconozco si la policía les ha permitido mantener contacto, y si es así, si este se ha atrevido a contárselo.
—No sé cómo empezar... —Cuando lo oigo carraspear dudoso, miro al vacío. Nunca lo he oído flojear así—. Solo quería decirte que lamento profundamente lo que Otto ha hecho contigo. —Esa frase me saca de dudas. Lo sabe—. Nunca sospeché que... un empleado mío —Me extraña notar que ya no habla de él como si fuese su amigo—, estuviese detrás de algo así. Esto es realmente vergonzoso para mí y para el nombre que represento con mi empresa...
—Bueno, en realidad usted no tiene la culpa.
Sus disculpas suenan sinceras y realmente es así. Aunque siempre ha sido un cabrón conmigo, en esto no tiene nada que ver.
—¿Sigues en el hospital?
—Sí. Todavía estoy aquí.
—¿Tienes para muchos días?
—Bastantes... la verdad. Mínimo me queda otra semana.
Suena tal falso cuando finge que se preocupa...
—¿Necesitas que te envíe a una asistente para que te ayude?
—No, gracias. Tengo aquí a un amigo que no se aparta de mi lado.
—Ok... espero que al menos con él, no te aburras mucho. Es agotador estar allí solo. Por desgracia me ha tocado ya un par de veces. —Hace una pausa—. Ruth... Quiero que sepas que, cuando te recuperes del todo, tienes la puerta abierta en la empresa y puedes volver cuando quieras a la oficina. Siempre tendrás un puesto de trabajo esperándote aquí.
—Se lo agradezco, pero después de todo esto, solo quiero desconectar.
—Y lo entiendo... —suspira—, pero siempre puedes trabajar desde casa si quieres. Estoy dispuesto a enviarte a alguien para que traiga y lleve tus trabajos a la oficina, si así lo deseas y no tendrás que venir por aquí.
Es increíble lo que ha cambiado su trato hacia mí.
—Pensaré en su oferta.
No tengo ninguna intención de aceptar nada que tenga que ver con su empresa, pero tampoco quiero cerrarme las puertas. Tiene muchos contactos fuera de ella y si llega el caso, podría dañar mi carrera. Si algo tengo claro es que en cuanto salga de aquí, buscaré un trabajo diferente y me esforzaré por empezar de nuevo. Estoy convencida de que, para recuperarme, esa será la única forma de pasar página.
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¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)
RomanceAVISO: Esta historia NO ES APTA PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Puede herir la sensibilidad del lector (fuerte y explícita). La autoestima de Ruth roza niveles mínimos después de la dura traición de dos personas a las que quería. Creyendo que la ayudaría a...