CAPÍTULO 40

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De nuevo la presentación de Corazón de tiza me robó hasta la memoria. ¡Con 24 horas de retraso, aquí tenéis el nuevo capítulo! Disfrutadlooo

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De nuevo intento conectar el teléfono para buscar ayuda, pero no hay forma. Desde que comenzó a darme problemas la batería siempre se apaga solo. Busco el cargador con la mirada, donde habitualmente lo tengo y al recordad que está en casa de Jaime me vengo abajo. ¿Cómo diablos voy a salir de esta?

Varios golpes en la puerta me hacen dar un gran salto y sé que Jaime ha logrado subir.

—Ruth. Abre.

—¡Lárgate! —Mi pecho por los nervios vibra solo—. Vete de aquí o será peor para ti.

—Te estás equivocando conmigo. No es lo que crees.

—¡Sé lo que he visto! —grito—. ¡Vete de una puta vez! —Intento levantarme, pero mis músculos están tan tensos que, tras intentarlo dos veces, me quedo donde estoy.

Mi corazón debe estar sufriendo estos días como nunca.

—No pienso moverme de aquí hasta que hablemos. No estás viendo con claridad.

—¿Por qué lo has hecho? —Continúo llorando. En medio de mi dolor, necesito una explicación—. Confiaba plenamente en ti.

—No soy yo... Estás tan alterada que tu mente no va a dejarte ver otra cosa —dice al otro lado y oigo el momento exacto en que su cuerpo toca el suelo y por el pequeño golpe que noto a la altura de mi cabeza, apostaría lo que fuera a que está sentado igual que yo—. Tienes que creerme. Sé que después de lo que has visto, va a ser difícil convencerte, pero te aseguro que no soy yo. Estaba haciendo lo contrario a lo que crees.

—¡Cállate de una jodida vez y deja de mentir!

Hasta el sonido de su voz me duele. ¿Cómo puede ser tan farsante?

—Ruth, por favor. Simplemente estaba....

—¡CÁLLATE! —Cubro mis oídos para no oírlo. Necesito que se vaya.

Pasados unos minutos y cuando creo que ya se ha callado, poco a poco los destapo y agradezco mentalmente su silencio. Si dice una sola palabra más, hubiese enloquecido. Con un intento más logro ponerme en pie y camino tambaleante hasta la cocina, abro el cajón de las medicinas y recordando que las metí en las bolsas que dejé antes fuera, lanzo un suspiro, exhausta.

Buscando un poco de aire, abro de nuevo la ventana y cuando veo gente pasar, les llamo pidiendo ayuda, pero lo único que hacen es mirar y pasar de largo. Pongo las manos sobre mi cabeza y buscando calmarme para poder pensar con claridad, comienzo a caminar en círculos hasta que finalmente me siento en el sofá y mirando al vacío, dejo pasar el tiempo. Un ruido proveniente de la puerta llama mi atención y muy despacio, veo aparecer un papel por debajo. Me acerco sin hacer ruido y descubro que hay una frase escrita en él.

*Vi que tu teléfono se apagó antes. Te he dejado el cargador que uso en el bar en el felpudo, espera un par de minutos y asómate a la ventana de nuevo. Verás que estoy fuera. Cógelo y asegúrate de cerrar bien después. Llama a quien necesites. No me moveré de aquí.

Sin entender muy bien por qué está haciendo esto y por supuesto sin fiarme, espero para ver si es verdad que hace lo que ha dicho y cuando miro a través del cristal, puedo verlo. Esta apoyado en uno de los coches, estratégicamente colocado debajo de mi ventana y tiene sus brazos cruzados mientras mira atento hacia algún lugar. Corro hasta la puerta y antes de atreverme a abrir, echo un ojo por la mirilla. Al ver que no hay nadie, giro la llave y con un cuidado extremo, abro solo una rendija para descubrir que tal y como dijo, el cargador está ahí. Con miedo de sacar la mano, estiro la pierna y pisando el cable lo arrastro hasta mí con él pie. En cuanto logro meterlo dentro de la casa, cierro de un portazo y rápidamente vuelvo a torcer la llave.

¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora