CAPÍTULO 35

6K 774 119
                                    

La idea de no ir comienza a tambalearse en mi mente al no saber si podría soportar que volviese a hacerme lo mismo. Al menos si acudo, estaré preparada. Sabré a lo que voy y si le entrego lo que busca, no lo tomará a la fuerza como ha hecho ya... o eso es lo que quiero esperar. Ojalá pudiese hablar con alguien de esto. Cubro mi cara nerviosa y me siento en la silla que tengo más cerca.

A medida que se acerca la hora, mi corazón late desbocado y siento que en cualquier momento me podría estallar la cabeza. Estoy demasiado asustada y no sé qué hacer. Al igual que la última vez, las dudas me atormentan y no logro tomar una decisión clara.

Cuando faltan unos minutos para las nueve, el teléfono comienza a sonar y creyendo que es el Seductor para darme un último aviso, me fijo en la pantalla y me doy cuenta de que estoy equivocada. Titubeo por un momento y finalmente decido descolgar. Es Jaime, y si no lo atiendo, se puede inquietar.

—Hola. —Carraspeo. Mi garganta raspa seca por los nervios.

—Hola, preciosa. ¿Cómo va todo?

—Bien... todo bien, ¿y tú? —Estoy demasiado bloqueada para decir algo más.

—Bien también. Me estaba preguntando si te apetecería bajar un rato. No puedo dejar esto solo y bueno, la verdad es que me apetece charlar. Además, tengo algo que contarte.

—Oh..., pues verás... —Busco una excusa rápida— Tengo trabajo acumulado y no va a ser posible.

—Ah, claro —Se queda en silencio unos segundos—. No había pensado en eso. Bueno, no pasa nada, ya hablaremos en otro momento. No es importante.

Los remordimientos me atraviesan el pecho y comienzo a sentirme mal.

—Claro —Hago una pausa y nota algo extraño.

—Ruth, la verdad es que me tienes un poco intranquilo —Se sincera y contento el aire—. Desde la otra noche estás muy rara y no puedo sacar de mi cabeza que algo te pasa. Sabes que soy tu amigo y que aquí me tienes para lo que necesites, ¿verdad? —No respondo—. Cualquier cosa, no importa lo que sea...

—No te preocupes —Finjo reír para que me oiga—. Es solo que estoy muy saturada.

—Lamento lo que voy a decirte y posiblemente hasta te enfades, pero algo muy dentro de mí me dice que eso no es del todo cierto.

De nuevo retengo el aire, esta vez por la impresión. Siempre actúa con mucha cautela y jamás indaga de esta forma, debe estar realmente preocupado por mí para hacer algo así.

—Son muchas cosas. —Trato de convencerlo—. Mi hermano, mi ex, la presión en el trabajo...

—Si es como dices, necesitas desconectar de todo con urgencia. —Parece que cuela y dejo salir el aire, despacio—. No puedes seguir así o enfermarás...

—Lo superaré, tranquilo. Ya sabes que he pasado por cosas peores. —Mis palabras suenan tan vacías que hasta a mí me sorprenden.

—Eso no quita que un hombro amigo no haga maravillas... lo único que te pido a cambio es que no me arrugues la camisa —bromea para romper el hielo y funciona. La conversación se estaba volviendo demasiado tensa.

—Créeme, sería peor si te la manchase con maquillaje. —Río, ahora de verdad.

—Tengo un armario lleno. No habría problema. —Ríe conmigo y cuando va a volver a decir algo más, oigo que habla con alguien—. Preciosa, tengo que dejarte. Acaba de llegar un camión con bebida. —Alzo la mirada y puedo verlo desde la ventana—. Te llamo mañana.

Nada más despedirnos, me acerco un poco más a los cristales y observo cómo trabaja. Carcajea a la vez que el repartidor por algo que debe haber dicho este último y comienzan a entrar cajas apiladas. Miro hacia el reloj que tengo colgado en la pared y al ver la hora, mi estómago se hace un nudo.

¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora