CAPÍTULO 21

7.1K 910 120
                                    

Mi cuerpo se tensa y un sudor frío me cubre la piel por completo. Mi primer instinto es girarme, pero mis músculos, contraídos por la conmoción me lo impiden.

—Tú... —Puedo notar cómo mi pobre corazón se vuelve loco dentro de mi pecho. ¿Cómo le explico esto a Elisa?

—¿Me has echado de menos? —Paralizada, soy incapaz de responder y lejos de darle importancia a mi estado, continúa. —Hola, ¿eres amiga de Ruth? —Veo por el rabillo del ojo como extiende su brazo sobre mi hombro para saludar a mi amiga y no doy crédito—. Yo soy Jaime, su camarero favorito. Aunque por lo que veo hoy me está siendo un poco infiel —bromea.

—¿Jaime? —Poco a poco salgo de mi estado y ahora sí me giro para verlo—. ¿Tú? ¿Jaime? Pero... —Aunque continúo aturdida, necesito una explicación—. ¿Por qué has hablado así? —Hubiera jurado por el tono que era el Seductor. Es la segunda vez que me pasa con él y esto empieza a parecerme muy raro.

—Porque si te hablo como siempre me hubieras reconocido al instante y perdería la gracia. —Ríe, y aunque trato de reír con él, en el fondo sigo pensando en ello.

—¡Hola! —Mi amiga, con una sonrisa de oreja a oreja y en medio de nuestra conversación, le toma la mano que todavía no ha retirado y lo saluda—. Sí. Soy la amiga de esta loca. Mi nombre es Elisa —Me mira—. Así que... tienes un camarero favorito y no me has hablado todavía de él.

Me hace un gesto cómplice que solo entendemos nosotras y sé lo que me está queriendo decir.

—Eso parece... —Vuelvo a sonreír todavía dándole vueltas a la casualidad y me esfuerzo por sacar esa idea de mi mente. De ninguna manera puede ser él. La música está demasiado alta y seguro que por eso su voz ha sonado más distorsionada. Debo dejar de ver al Seductor en todas partes. De un tiempo a esta parte la obsesión me ha estado haciendo creer que todos pueden ser él. ¡Si hasta llegué a pensar que pudiera ser mi jefe! —Oye, ¿y tú cómo estás?

Ya más centrada, recuerdo que lleva varios días desaparecido y me extraña verle en un lugar así. Le daba haciendo cosas más importantes. ¿Quién contrata a alguien durante días para que se haga cargo de su negocio con la única intención de irse de copas?

—Bueno, bien —Se encoje de hombros y algo me dice que no tan bien, pero prefiero no insistir delante de Elisa. Sé lo reservado que es y si quiere me lo contará después—. Mañana se acaban mis vacaciones y regreso al bar —responde sabiendo que le pregunto por eso, pero no me da más explicaciones y asiento.

Mientras que Jaime se acomoda a mi lado, mi amiga no para de lanzarme miradas indiscretas y por un momento temo que la descubra. Sé que está impaciente por saber y en cuanto sospeche que estoy sola, me llamará para pedirme explicaciones.
Una camarera bastante atractiva, pasa en ese momento a nuestro lado y tras un gesto raro se detiene frente a nosotros para mirarnos, algo que me parece bastante extraño y no tarda en llegar la explicación.

—¿Jaime? —Se dirige solo a él—. ¿Qué haces aquí? —Nos ignora y besa su cara para saludarlo. Cosa que en cierto modo me molesta y miro a Elisa con una ceja levantada—. ¿Cómo estás?

—Hola Coral, pues... —Me mira por un segundo, como si necesitase ayuda y observo atenta—. Vine a pasar un rato con estas amigas. Estaba aburrido en casa y me llamaron... —Ahora quien le mira soy yo. ¿Por qué miente?

—Oh, eso está bien... —Finge una sonrisa en nuestra dirección y empiezo a apreciar algún tipo de espesa tensión entre ellos. Desde que le ha dicho que ha salido con nosotras, ya no parece tan cómoda, ni tan simpática. Mira hacia la gente y tras unos segundos en silencio, vuelve a hablar—. Me llaman por allí. —Sé que miente y no pierdo detalle—. Me alegra verte tan bien, pero debo dejarte ya porque se me está acumulando el trabajo. Si necesitas algo, no dudes en pedírmelo.

¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora