CAPÍTULO 51

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Doblo la carta igual que estaba y acercándola a mi pecho como si con ese gesto pudiese aliviar el desconsuelo que acaba de dejar en mi corazón, miro a un punto fijo. Quería... deseaba poder tener la oportunidad de despedirme de él, sin embargo, mentiría si no admito que sé por qué lo ha hecho. Por un momento, me arrepiento de no haberme ido con él, pero sabiendo que eso hubiese sido imposible, me dejo llevar por el dolor, otro tipo de dolor diferente al que vengo experimentando, pero dolor al fin y al cabo. Sabía que esto ocurriría y aunque creí que podría hacerme una idea de cómo sería, nunca imaginé fuese tan demoledor. Miro a mi alrededor, todavía sin creérmelo, y por alguna razón la casa se ve diferente.

—Se ha ido...—susurro para mis adentros, sintiéndome completamente vacía y por primera vez, soy incapaz de llorar. Su marcha me ha devastado por completo y por momentos se me hace insoportable. Me ha dejado sola.

Un cúmulo de emociones se agolpan en la boca de mi estómago y busco un lugar donde sentarme. Tras varios minutos luchando contra ellos, un fuerte nudo se forma poco a poco en mi garganta y finalmente me quiebro. «Si de verdad está enamorado de mí, como da a entender en la nota, ¿por qué me deja?». Quisiera poder enfadarme con él en un intento desesperado por aliviar mi alma, pero no puedo hacerlo. Él no tiene la culpa. Ha hecho lo que tenía que hacer.

Recuerdo que mi teléfono está sin batería y en medio de mi desconsuelo, me levanto para ir a buscarlo. Dijo que me llamaría y realmente necesito que lo haga. Su voz será mi único bálsamo los próximos días. Busco el cargador y cuando lo encuentro conecto mi teléfono. Espero a que tenga algo de carga como he hecho otras veces antes de encenderlo y se me hace que tarda. Espero un rato más creyendo que pronto estará y noto que algo no va bien. Ni siquiera la pequeña luz que siempre me avisa de que le está llegando corriente correctamente está encendida. Lo desconecto para intentarlo una vez más y viendo que todo está igual, lo dejo sobre la mesa alarmada y corro para buscar mi portátil.

—Ahora no... —gimoteo. No puedo creer que mi teléfono haya decidido llegar, precisamente hoy, a su fin.

Maldigo mi suerte mientras se inicia y arrepintiéndome nuevamente de no haberme preocupado antes de adquirir otro, busco entre las páginas la que más rápido se comprometa a hacerme llegar el envío. Selecciono un terminal al que ya había echado el ojo antes y aunque es mucho más caro de lo que recordaba, lo compro. En el momento en que lo pago, me llega una notificación para avisarme de que ya está todo gestionado y mi corazón da un vuelco al leer que no me llegará en 24 horas como creía, sino en tres días, debido a que es viernes y los fines de semana no hacen repartos.

—¡NO! —Cubro mi cara con desesperación—. ¡NO! ¡NO! ¡JODER! —No puedo tener peor suerte. Jaime podría preocuparse o lo que es peor, creer que no quiero volver a saber nada de él, sobre todo porque hace tan solo unos días, reflexionando sobre lo que sería mejor para nosotros una vez que nos separáramos, se me ocurrió comentar que quizás lo mejor sería que no volviésemos a saber nada el uno del otro para hacernos a la idea cuanto antes y así evitarnos meses de agonía, pero solo era una maldita idea que ni siquiera medité y temo que, debido a este problema, crea que finalmente es la que he adoptado y eso le duela. Necesito evitar que sufra por algo así. Pienso en bajar a una cabina que hay cerca para intentar dejarle un mensaje en el buzón de voz antes de que aterrice, sin embargo, recuerdo que no me sé su número de memoria y tengo que desechar la idea. La única opción que me queda es esperar a que el nuevo terminal llegue y cambiar la tarjeta, pero para entonces, ya se habrá sentido mal y eso es lo último que quiero.

Sabiendo que estaré incomunicada hasta al menos el lunes, pienso en todo lo que ha ocurrido y me planteo varias cosas. La primera, por supuesto, solicitar mi despido porque no pienso volver nunca más a la oficina. Trataré de mantener el contacto con Teresa, porque es la única que siempre me ha mostrado su cariño y cortaré la relación con los demás. No pienso enfrentar esto. No tengo fuerzas ni ganas para hacerlo y en cuanto detengan al Seductor, planearé mi vida de otra forma muy distinta. Estoy dispuesta hasta a aceptar volver con mis padres unos meses si fuera necesario.

¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora