Durante los siguientes minutos lucho por calmarme. Si alguien se entera de esto, podría perder mi trabajo... y qué decir de mis padres, siempre han sido unas personas muy reservadas y les haría pasar la mayor vergüenza de sus vidas. El muy hijo de puta se ha aprovechado de que soy nueva en esto para engañarme. En todo momento me hizo creer que solo se activaría su cámara y no la mía.
Tras un buen rato dándole vueltas, miro el reloj y recuerdo que debo acabar el trabajo. Con gran esfuerzo, me pongo con él y al no estar centrada me lleva mucho más tiempo del que me gustaría. Cuando por fin termino, solo faltan dos horas para que suene el despertador y resoplo con fuerza. Me echo sobre la cama y cuando llega el momento de levantarme, lo hago cabreada. No he logrado dormir ni un solo minuto. Lo ocurrido horas antes me tiene tan alterada como preocupada.
—No puedo creer que haya caído en eso —reniego, mientras me arreglo para ir al trabajo—. ¿Cómo he podido ser tan idiota? —Cojo mis cosas de mala gana y conduzco hasta la oficina.
Nada más entrar, miro a mis compañeros avergonzada y temo que me lo noten o, lo que es peor, que por alguna razón ya lo sepan. Lo único que me tranquiliza, pasados unos minutos, es verlos actuar con normalidad. Finalmente, y con esfuerzo, media hora después logro relajarme un poco y comienzo mi jornada laboral. Sería mucha casualidad que ese tipo supiera quién soy. Hay millones de usuarios en la red y más en esas páginas...
—Hoy no parece que hayas dormido tan bien —me indica Teresa al pasar por mi lado.
—Directamente es que no he dormido. —Expulso el aire de mis pulmones, agotada.
—¿Y eso? ¿Estás bien? —se interesa con preocupación.
—Sí, tranquila, es solo que tengo demasiado trabajo. —Antes de que pueda terminar de excusarme, llega a mi teléfono un mensaje y con disimulo lo reviso. Deslizo mi dedo por la pantalla al ver que es de un número que no conozco y lo leo por si es importante.
*Morenita, ¿me echabas de menos?
Mis ojos se abren con sorpresa y rápidamente me arrepiento de haberle dado mi número. Si resulta ser uno de esos pesados que no respetan los horarios, la he cagado. Así que sin pensarlo, respondo para quitármelo de encima:
*Estoy trabajando.
No quiero bloquearlo aún, para poder hablar con él después y dejarle claras algunas cosas. Es evidente que, después de su engaño, no puedo fiarme de él.
*Mejor, así será todo mucho más morboso.
Parece no entender mi indirecta.
*No es momento de juegos.
Cuando voy a guardar mi teléfono, dando con mi último mensaje por finalizada la conversación, veo que me envía una imagen. La curiosidad me puede y, asegurándome de que nadie está cerca, la descargo.
—¡Joder! —digo en voz alta y varias personas me miran, entre ellas, Teresa. Coloco el teléfono de forma que no puedan ver nada y observo la instantánea mejor. En la imagen aparece completamente desnudo y por sus marcados músculos intuyo que se cuida. Si me mostrara su cara, sería todo mucho más fácil. Después de todo, está realmente bueno el cabronazo.
Antes de responder, escondo las manos bajo la mesa para evitar miradas. Ojalá pudiera hacer lo mismo con mi rostro, debo de estar tan roja como un tomate.
*¿Qué pretendes?
*Ve al baño. Tengo la polla que me va a estallar.
Como si tuviera un gran poder sobre mí, mi zona genital comienza a palpitar y hago lo que me pide. Quisiera recriminarle que ayer me dejara con la palabra en la boca, pero eso tendrá que esperar. Con solo dos frases ha conseguido encenderme tanto que soy incapaz de pensar en otra cosa. ¿Cómo puedo estar tan desesperada?

ESTÁS LEYENDO
¡DÉJAME VERTE! (COMPLETA POR TIEMPO LIMITADO)
RomansaAVISO: Esta historia NO ES APTA PARA TODOS LOS PÚBLICOS. Puede herir la sensibilidad del lector (fuerte y explícita). La autoestima de Ruth roza niveles mínimos después de la dura traición de dos personas a las que quería. Creyendo que la ayudaría a...